Tenemos que tener en cuenta que la política como se entiende en una democracia era uno de los demonios de Franco y, en general, de toda personalidad autoritaria o dictatorial. La política es malísima y habría que suprimirla por un poder fuerte, ya sea muy ideologizado como en la postguerra, y los años cincuenta, ya sea más tecnocrático y/o pragmático como en los sesenta. Parte de esa concepción ha calado en la sociedad gracias a un discurso intencionado y nada democrático. En la política se dan comportamientos, tácticas, juegos, y estrategias abominables, pero no siempre, porque hay otros aspectos muy loables. La generalización es, siempre, burda. Además, sin política no se puede vivir: todo lo es, desde la decisión de alcantarillar un polígono industrial, hasta la firma de un Tratado internacional. Lo que hay que es luchar por regenerar comportamientos, erradicar corruptelas y promover más transparencia, menos maniqueísmos, menos insidias y mejos juegos sucios.
Esta idea de la política como algo terrible, se condensa en una frase famosa de Franco, y que cita Pemán en su obra, Mis almuerzos con gente importante, y que, al parecer, iba dirigida a un director general.
"Todo le irá bien si no se mete usted en política. Haga como yo"
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