La acción del franquismo en la guerra civil española (el franquismo nunca consideró la guerra civil como tal) fue considerada como una cruzada. El concepto de cruzada es histórico y se refiere, como bien sabemos, a la guerra o expedición militar contra los musulmanes en la Edad Media, y en relación con la Tierra Santa, aunque, también se aplicó en los conflictos en la península Ibérica. El golpe de estado y la guerra fueron bautizados como una cruzada contra el marxismo, el anarquismo, los masones, los impíos, los liberales, los tibios, los malos españoles, y los extranjeros que apoyaban la causa republicana. Franco usó la expresión "cruzada nacional" a los tres días del golpe de julio de 1936. La Iglesia empleó el término con profusión, introduciendo, de esa manera, la cuestión religiosa en el conflicto, ya que la guerra era, también contra los enemigos del catolicismo. La guerra como cruzada fue defendida por el obispo de Pamplona el 23 de agosto del 36. En la Carta Pastoral del obispo Pla y Deniel, y que lleva por título "Las dos ciudades", de 30 de septiembre habla de las dos Españas, desde 1808, de la buena y cristiana y de la mala. La guerra no era tal, sino una cruzada. En la "Carta colectiva" del cardenal Gomá y de otros prelados se habla, también de la cruzada. La Iglesia contribuyó, de esta manera, con energía, a fomentar el maniqueismo de las dos Españas, a considerar a unos como buenos y a otros como malos. No eran momentos para apaciguar ánimos, para entender al contrario, sino de cruzada, de guerra, de fuego, de agitar las banderas y las armas contra el enemigo. La Iglesia española bendijo el golpe, y a un bando, el que consideraba la estrecha unión entre el Estado y la Iglesia. De la victoria franquista sacó inmensos beneficios en lo económico, en lo educativo, en lo político y en lo cultural. Los años posteriores fueron de otra cruzada, la de la recatolización del país.
El antecedente más claro del concepto los tenemos en José Antonio y en sus "Puntos iniciales" de la Falange, ya que hablaba de una cruzada para hacer resurgir a España.
Y lugo nos dicen los del PP y sus complices clericallos que al reconocer el daño ocasionado por los insurrectos y su dictadura los laicos reabrimos heridas.Pero si el nacionalcatolicismo es una vieja herida abierta en la piel de toro.
ResponderEliminarLa cuestión es que muchas heridas no se cerraron jamás, siguen supurando.
ResponderEliminar