El centralismo del Estado liberal frustró las aspiraciones de los catalanes en pleno proceso de Revolución Industrial. En las décadas centrales del siglo XIX se produce el fenómeno cultural de la Renaixença cuando la lengua y la cultura catalanas son recuperadas con brío. Es el primer paso para el surgimiento del catalanismo.
Durante el Sexenio Democrático (1868-1874) comienza a plantearse que Cataluña tenía una personalidad propia. A través del republicanismo federal se aspira a tener instituciones política y administrativas propias. La Restauración frustra esta aspiración aunque, no cabe duda, que parte de la alta burguesía catalana apoyó el regreso de los Borbones.
Al final de la década de los años setenta comienzas a surgir personalidades, grupos y asociaciones defensoras de los derechos propios de Cataluña. En 1879 el ex republicano Valentí Almirall saca su Diari Català, que interviene en la creación del Centre Català de 1885. En ese mismo año publica la Memoria en defensa de los intereses morales y materiales de Cataluña, que es enviado a Alfonso XII. En 1886 publicará Lo catalanisme donde se establecen los acontecimientos históricos catalanes y se asientan las bases del catalanismo posterior.
En el sector conservador y burgués aparecerán las figuras de Joan Mañé i Flaquer, Enric Prat de la Riba, Duran i Ventosa, y Puig i Cadafalch. En este sector surgirán asociaciones como la Lliga de Catalunya de 1887 y la Unió Catalanista de 1891. Esta última redactará las importantísimas Bases de Manresa de 1892.
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