Pero la idea de la huelga general revolucionaria rondaba entre los socialistas europeos. El Congreso Extraordinario de Basilea de 1912 es clave, en este sentido. Y lo es porque se convocó para tratar, exclusivamente, la situación internacional y la cuestión de la guerra. No olvidemos que el momento es especialmente delicado, con las guerras balcánicas que podían hacer estallar en cualquier momento un conflicto de mayor envergadura.
Los socialistas quieren demostrar al mundo su unidad y su repulsa a la guerra. Los delegados redactan un manifiesto que recoge las ideas que hemos expuesto en el mensaje anterior del Congreso de Stuttgart. Se hace una advertencia a los gobiernos en el sentido de que no podrían desencadenar una guerra sin peligro para ellos mismos. Hay hasta una manifestación. Este manifiesto, los discursos y la manifestación calan en la opinión pública. Destacará la oratoria de Jaurés, con fondo del Himno a la Paz de Beethoven.
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