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jueves, 16 de mayo de 2013

Aspectos sobre la condición de la mujer en el Código Civil de Napoleón


Una de las aportaciones más importantes de Napoleón a la Historia fue, sin lugar a dudas, la promulgación del Código Civil, que racionalizaba y unificaba las leyes, y que, a excepción de los países anglosajones, se universalizó.
Pues bien, en este artículo nos acercamos a algunos aspectos relativos al Código napoleónico, que nos permiten comprobar que la Revolución no supuso cambios en favor de la igualdad entre los sexos:
-La mujer casada debe obediencia a su marido.
-El adulterio femenino es más grave que el cometido por un hombre.
-La autoridad sobre los hijos recae en el padre.
-El marido debe administrar los bienes de su mujer y los de la familia.
-La mujer necesita el permiso de su marido para todo acto jurídico y para trabajar.

martes, 23 de octubre de 2012

Enseñando a señoritas y sirvientas. Formación femenina y clasismo en el franquismo


Enseñando a señoritas y sirvientas. Formación femenina y clasismo en el
franquismo
Matilde Peinado Rodríguez
El franquismo convirtió a la mujer en un ser inferior moral, intelectual y físicamente al varón, a la que este debía tutelar, vigilar y proteger. El nacional-catolicismo promovía la reclusión de la mujer en el hogar con el objetivo de “consolidar” la unidad familiar, pero detrás de esta doctrina, que alababa el ideal femenino de virtud y pureza para justificar lo que en realidad no era sino obediencia impuesta y obligada sumisión, se buscaba solventar la maltrecha situación de la España de posguerra. Impidiendo el acceso de las mujeres al mundo laboral, y encomendándoles la “loable” tarea de encargarse de la economía doméstica, el sistema se garantizaba un mejor aprovechamiento de los escasísimos recursos existentes.

miércoles, 27 de julio de 2011

La sumisión de la mujer al marido en el ideario de la Sección Femenina

Ahondando en la ideología falangista de la Sección Femenina en la cuestión de la relación de sexos nos acercamos a otro trabajo:

Sumisión y obediencia al marido: el ideario de la Sección Femenina




  • Resumen:
    • Las autoras somos profesoras de Psicología y trabajamos en el análisis de la violencia de género y sus causas. Según nuestra hipótesis, en el origen de la violencia contra las mujeres están las creencias misóginas, las creencias sobre la inferioridad "natural" de las mujeres, empleadas tanto para justificar el sometimiento, como el castigo a las transgresoras del orden establecido. El régimen franquista, a través especialmente del control ejercido por la Sección Femenina durante más de 40 años, contribuyó a articular y transmitir un férreo discurso sobre el rol de la mujer. Se la consideraba como sacrificada cuidadora de la familia, como figura obediente y sumisa a la autoridad del varón. Este discurso, del que presentamos numerosos ejemplos, no es ni puede ser considerado ajeno a la violencia de género y al maltrato de mujeres presentes en nuestra sociedad actual.



  • Ver:

    lunes, 28 de junio de 2010

    La obediencia

    Desde pequeños los españoles deben acostumbrarse a obedecer, sabia máxima para mantener una dictadura. Así podemos leer en H.S.R., Así quiero ser, el niño del Nuevo Estado, año 1944:

    "Los españoles tenemos la obligación de acostumbrarnos a la santa obediencia. Nada de murmuraciones, de reservas, de discusiones. ¿Nos manda quien sabe y quien puede? ¡A cumplir fielmente lo mandado! Esta debe ser nuestra consigna. ¿Y quien juzga al que tiene el máximo poder? Dios y la Historia. A Uno y otra dará cuenta. Lo demás no es de nuestra incumbencia"


    Fijémonos en varios aspectos:

    1. El español debe acostumbrarse a obedecer. El franquismo estableció la idea, que se resiste a desaparecer hoy en día, que los españoles eran levantiscos, desorganizados y tendentes a luchar entre sí. De ahí la consigna de que había que obedecer a quien sabía y podía hacerlo.

    2. En el país habría un máximo poder al que obececer, en última instancia. Ese poder no debía dar cuenta a los ciudadanos o a ninguna institución humana sino a Dios y a la Historia. Nadie podía exigir responsabilidades al jefe supremo, es decir, a Franco. Los españoles debían aprender esto desde la más tierna infancia.

    lunes, 18 de enero de 2010

    Dictadura

    ¿Qué es una dictadura?
    Pues bien, esta fórmula o sistema político tiene su origen en Roma. El Senado Romano en determinados casos de especial emergencia, como una guerra, dotaba a un magistrado de poderes absoluto por un tiempo determinado, pero sin que el ordenamiento legal fuera trastocado, para evitar la arbitrariedad.
    En nuestros tiempos se caracteriza la dictadura como el sistema político contrario a la democracia. Es un sistema donde no habría división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), inexistencia de derechos básicos, especialmente los relacionados con la libertad de expresión, la inexistencia de pluralidad política, sindical y asociativa, la tendencia a ejercer el poder de forma arbitraria en beneficio propio, de un grupo, clase o minoría que sostiene el sistema frente al imperio de la ley de los estados de derecho. Además, es un sistema que no se basa en el consentimiento libre de los gobernados, aunque la propaganda del sistema suele insistir mucho en que dicha aquiesciencia sí existe, y suele recurrir a métodos populistas o plebiscitarios pero no libres, en realidad. Es importante destacar que las dictaduras no se sostienen sin cierto o mucho apoyo social, dependiendo de muchas circunstancias y factores, pero impiden que los opositores puedan expresar, libremente, sin menoscabo de su integridad física o de sus libertades, el rechazo a la misma. Si el grado de represión es muy alto, y con un sistema de ideas que lo apoya, la dictadura se tiñe de totalitaria.
    La dictadura suele estar muy vinculada a un concepto muy personalista del poder, a la ambición de quien detenta el mismo. Se enaltece al dictador, jefe, líder o cuadillo a través de la propaganda. Es un personaje que ejercería el poder con grandes sacrificios personales, un jefe que renuncia a los placeres de la vida privada por la patria o el país. Puede llegar a ser presentado como un estadista dispuesto a darlo todo por el pueblo, hasta la vida, y sin pedir nada a cambio, bueno, sí la obediencia al mismo, precisamente por esos sacrificios. Muchas dictaduras tienen, pues, un marcado carácter paternalista.
    Las dictaduras suelen buscar la justificación de su existencia en la necesidad de la misma, apelando a una situación extraordinaria o terrible y que se soluciona con este ejercicio del poder. Es la legitimación de la dictadura y de su permanencia durante un tiempo, o de forma indefinida, al menos hasta la muerte del dictador. Se tiende, además, a que el sistema sobreviva a la muerte de su creador o impulsor.

    martes, 24 de noviembre de 2009

    El Jefe en el fascismo

    Por encima de todos y de las élites está el jefe, el líder, el hombre excepcional, un superhombre. Las naciones fuertes necesitan estos hombres fuertes. El resto debe obedecer sus decisiones sin titubeos. La obediencia debe ser ciega. El líder nunca se equivoca, siempre tiene razón. El duce, el führer, el caudillo, el conducator, etc se rodea de grandes escenografías en desfiles y actos multitudinarios de exaltación y de demostración de la unidad en torno a sus personas.