domingo, 30 de agosto de 2009

El antiliberalismo del fascismo

En la línea de ir aportando textos históricos nos acercamos, esta ocasión a un texto de Mussolini donde se critica al liberalismo. Es interesante destacar el concepto de fuerza en relación con el Estado y con la fuerza. Mussolini considera que hay que usar la fuerza para combatir a los insatisfechos con las medidas o decisiones que se pueden plantear si no se quiere correr el riesgo de que se ataque la fortaleza del Estado. Cuando un grupo o partido conquista el poder debe fortificarse y defenderse contra todos. Existe, pues, una fuerte crítica al liberalismo o al Estado Liberal al considerarlo débil, obviando el concepto de "uso legítimo de la fuerza", dentro del imperio de la ley, propio del liberalismo y de la democracia. También, deberíamos resaltar que, para Mussolini, los hombres estarían cansados de la libertad, convertida en un dogma a combatir. Apela a la juventud, uno de los mitos de la ideología fascista, que buscaría otras palabras o ideas.
El texto forma parte de un artículo titulado "Poder y consenso", y publicado en marzo de 1923:
“Ruego a los señores liberales que me digan si ha habido en la Historia un gobierno fundamentado en la voluntad exclusiva del pueblo y que haya renunciado al empleo de la fuerza. No ha habido nunca un gobierno semejante, ni lo habrá. La opinión es cambiante como las arenas en la playa. No puede existir siempre y no puede ser total. Nunca ha habido un gobierno que haya hecho feliz a todos sus gobernados. Sea cual fuere la solución que se dé a un problema, quedará siempre un grupo de insatisfechos, aunque se estuviera en posición de la verdad divina. Así como en geometría no se ha conseguido la cuadratura del círculo, en política se está asimismo muy lejos de ello. Si viene a ser así insoslayable que cada medida del gobierno crece insatisfacción, ¿como impedir que la insatisfacción se extienda y llegue a ser un peligro para la fortaleza del Estado? Eso se conseguirá con el poder. Con la utilización de este poder, con su inexorable utilización cuando sea necesario. Quitadle a un Estado el poder -es decir, el poder físico y armado- y dejadle únicamente dotado de sus inmortales principios; no cabe la menor duda de que dicho gobierno será víctima del primer grupo organízado que esté decidido a hundirle. El fascismo ha arrojado al rincón de las cosas inservibles esta teoría montada contra la vida. Cuando un grupo o un partido está en el poder, se ve obligado a fortificarse allá y defenderse contra todos. La verdad que salta ante los ojos de cuantos no estén ciegos por la venda del dogmatismo, es que el hombre está cansado acaso de la libertad. La libertad no es hoy aquella virgen virtuosa y prudente por la que lucharon y murieron en la primera mitad del pasado siglo. Para la juventud inquieta, intrépida y ruda que aparece en los albores de esta nueva hora histórica, hay otras palabras que poseen una mayor fascinación y disciplina. Este pobre liberalismo italiano que lucha y aspira a una mayor libertad, está tremendamente retrasado. Está alejado de toda la comprensión y escapa a cualquier oportunidad. Se habla de las simientes para las que llegará la primavera. ¡Qué ocurrencia tan chistosa! Algunas semillas mueren bajo la capa invernal. El fascismo, que no tuvo temor alguno en calificarse de reaccionario, cuando muchos de los actualmente liberales estaban atemorizados por el engendro victorioso (el socialismo), no teme de ninguna manera calificarse hoy de aliberal o antiliberal. El fascismo no está dispuesto a ser víctima de ciertos trucos habituales.”
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Este texto ha sido sacado del siguiente enlace:
http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bmussoliniantiliberal.htm

2 comentarios:

  1. He pasado un rato agradabilísimo consultando tu blog, muy bien hecho, riguroso y sint´wetico
    Muchas gracias

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  2. Muchísimas gracias. Se hace con un interés divulgativo pero con rigor, o eso, al menos, se pretende.

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