viernes, 6 de agosto de 2010

Anticlericalismo. Quinta y última parte

Al poco tiempo de proclamarse la II República se quemaron algunos conventos en Madrid, así como en Sevilla, Granada, Málaga y otras localidades levantinas. En el caso de Madrid, al parecer, fueron producto de una minoría aunque no se puede decir lo mismo para el caso andaluz. La derecha y los sectores católicos acusaron a las autoridades republicanas de no haber contestado con contundencia a estos atentados. Pero el principal problema entre los católicos y la República partió de la legislación laica: separación de la Iglesia y del Estado, ley del divorcio, enseñanza laica, secularización de los cementerios y disolución de los jesuitas. La Iglesia se enfrentó con contundencia a todas estas leyes y se enfrentó a los gobiernos, excepto en la época del bienio del centro-derecha. La Iglesia seguía defendiendo la teocracia frente al laicismo de la República. La prensa anticlerical floreció en esta época. Algunos periódicos fueron muy significativos como “Fray Lazo”. También aparecieron películas anticlericales. El anticlericalismo se extendió, tanto entre amplios sectores sociales, como en la clase política republicana, ya que casi todos los líderes, en mayor o menor medida fueron muy críticos con la Iglesia.
Entre febrero y abril de 1936 volvió a resurgir el fenómeno de la quema de edificios religiosos. En la guerra civil se dieron numerosos casos de asesinatos de clérigos en el lado fiel a la República, especialmente, al comenzar la contienda. Por otro lado, se confiscaron gran parte de los bienes de la Iglesia.
Durante la dictadura franquista, tan identificada con la Iglesia, el anticlericalismo no tenía medios de expresión en la vida política o social española. Lo podemos ver en los medios de comunicación del exilio, como en las radios antifranquistas desde Francia. Pero el desarrollo económico y social de los años sesenta trajo un modelo cultural que se iba alejando, con gran rapidez, del modelo teocrático o nacional-católico. España entra en la sociedad de consumo y la sociedad se seculariza con nuevas preocupaciones alejadas de las cuestiones religiosas. Como el clericalismo va perdiendo fuerza y el propio Concilio Vaticano II tiene algo que ver, también disminuye el anticlericalismo. La Iglesia va perdiendo influencia y mucho más con la llegada de la democracia. Aunque el anticlericalismo parece que ha desaparecido no podemos negar que, en la actualidad, ha resurgido un enfrentamiento entre la Iglesia y ciertos sectores sociales católicos frente a la legislación laica de los gobiernos socialistas, pero eso ya excede el marco de un artículo y de un blog histórico.

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