lunes, 7 de marzo de 2011

Lliga Regionalista. Primera Parte

El partido catalanista Lliga Regionalista se creó en 1901, y se convirtió en la principal formación política en Cataluña durante las dos primeras décadas del siglo pasado. Su fundación en Barcelona es fruto de la convergencia de los sectores burgueses polaviejistas de la Unió Regionalista y el catalanismo del Centre Nacional Català, pequeño grupo escindido de la Unió Catalanista con su órgano de expresión “La Veu de Catalunya”. El éxito de la candidatura de los “quatre presidents” en las elecciones de mayo de 1901 posibilitó la creación de la Lliga, con una gran influencia en las comarcas barcelonesas y gerundenses. La Lliga se organizó como un moderno partido, superando el modelo de los dinásticos, con cuadros y un programa político definido, estructura organizativa estable, afiliados, prensa propia (“La Veu”), oficina electoral y dirección profesionalizada. Esta dirección estaba integrada por E. Prat de la Riba, F. Cambó, Abadal y Ventosa i Duran.




Frente al surgimiento de los radicales de Lerroux, la Lliga se convirtió en la opción política conservadora y confesional, siendo el partido de la burguesía, de las clases medias y del clero catalanes. Después de 1907 se incorporaron al partido los propietarios rurales y de los antiguos caciques vinculados en el pasado a los partidos dinásticos.



El programa de la Lliga, cuyo principal autor fue Prat de la Riba, se basaba en la “nacionalización” interior, paso previo para asumir la autonomía, y en la intervención en la política española para modernizar el Estado. La Lliga buscó el control de las instituciones de poder: diputaciones provinciales (Barcelona y Girona desde 1907), la Mancomunitat de Catalunya (1914) y el Ayuntamiento de Barcelona (1915). Estos resortes del poder le permitieron desarrollar un programa de reformas, obras públicas, educativas y culturales, y que contaron con el apoyo de los principales intelectuales y profesionales catalanes.



En 1906 la Lliga protagonizó la formación de la Solidaritat Catalana pero, a partir de 1915 cambió de estrategia política al priorizar su participación en la política española general. Este cambio se conoció bajo el lema de la campaña “Per Catalunya i l’Espanya Gran”.

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