El nacimiento de Checoslovaquia y su devenir hasta mediados de los años treinta
Como es sabido, el estado checoslovaco nació como consecuencia de los tratados de paz posteriores a la Primera Guerra Mundial y que desmembraron el Imperio Austro-Húngaro. Ese estado no satisfizo al nacionalismo eslovaco. Aunque la Constitución era un modelo de democracia no ofrecía el grado de descentralización que deseaban los nacionalistas eslovacos. Además, la minoría checa, sumamente preparada, copó los principales puestos de la Administración y del Ejército; hasta la Universidad de Bratislava y el mundo académico y cultural quedó en manos checas. Tanto el primer jefe del estado, Masaryk como Eduard Benes, fueron unas personalidades políticas poco dadas al desarrollo de la descentralización y la federalización del país, a pesar de que así se había acordado en 1918. Por fin, la diferencia entre Chequia y Eslovaquia era muy grande, comenzando por el peso demográfico de la primera, y terminando por su potencia económica. Las zonas de Bohemia y Moravia contaban con una industrialización de nivel europeo y con un altísimo nivel de vida, frente al protagonismo rural en Eslovaquia. Se había hecho un esfuerzo modernizador en el campo con la reforma agraria que repartió las tierras de los nobles húngaros entre los campesinos, pero aún así la diferencia económica era enorme. Este hecho alimentó aún más el nacionalismo y generó un evidente complejo de inferioridad en Eslovaquia, como otro de superioridad entre los checos. Por último, no podemos dejar de reseñar el componente religioso en este desencuentro: el imperante catolicismo eslovaco alimentó las críticas a los dirigentes checos, considerando que Praga era una especie de nido de protestantes y masones.
Por fin, no podemos olvidar que el estado checoslovaco albergaba en su seno importantes minorías nacionales: alemanes, polacos, húngaros, rutenos, y una nutrida comunidad judía.
Aún así, la convivencia se pudo mantener sin grandes sobresaltos hasta mediados de los años treinta. El sistema de partidos se organizó sobre una base común. Los principales partidos fueron los siguientes: Partido Agrario, cuyo principal líder era Antonin Svehla, aunque una de sus principales figuras fue el eslovaco Milan Hodza, político que llegó a ser primer ministro; el Partido Social Demócrata, el Partido Socialista-Nacional de Benes, el Partido Comunista y, por fin, el Nacional-Demócrata, la formación vinculada al capital financiero. Con excepción de Hodza, casi todos los líderes de estas formaciones eran checos. Al margen de los grandes partidos, las minorías nacionales tenían sus propios partidos y organizaciones.
Los eslovacos contaban, solamente, como partido propio con el Popular, que, además, tenía un homólogo checo. El PPE era una formación muy fuerte en Eslovaquia. Estaba formado por una especie de federación de corrientes políticas diversas. En su seno dominaba la corriente conservadora autonomista pero, ya en los años veinte comenzó a destacar una facción de extrema derecha que coqueteaba con el fascismo y la independencia. Su principal líder era el profesor de Derecho, Vojtek Tuka. Este personaje, de origen húngaro, estableció muy tempranamente contactos con el nazismo. En 1923, organizó una milicia llamada Rodobrana. Sus miembros vestían camisa negra y juraban lealtad a su líder. Pero esta milicia fue disuelta en 1927; dos años después, Tuka fue condenado a prisión por atentar contra la unidad nacional. Pero el ala radical del Partido Popular no desapareció con este revés. A Tuka le sustituyeron los hermanos Durcansky, editores de un periódico anticheco y de un círculo nacionalista. También, destacó Alexander (Sano). Los tres mantuvieron la colaboración con los nazis alemanes, pero no lograron grandes apoyos entre los eslovacos.
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