En el año 1919 la violencia en Barcelona alcanzó cotas muy elevadas. El origen de la verdadera oleada de asesinatos estaría en los hechos que siguieron a la huelga de la compañía “La Canadiense”. El paro, secundado por la CNT, fue extendiéndose hasta convertirse en una verdadera huelga general que paralizó durante más de un mes la industria barcelonesa. Los empresarios y sectores conservadores reaccionaron y solicitaron la ayuda del Estado.
La patronal optó, frente a la negociación, por la coerción, especialmente sobre los militantes de la CNT pero, también, a través de los lockouts, es decir, los cierres de las fábricas que dejaban a la plantilla sin trabajo y sin ingresos. La tercera medida se refiere al objeto de este artículo. Un sector de los empresarios presionó para que se creara un sindicato que hiciera frente a los anarquistas, cada vez más numerosos.
A finales de 1919 se creó la Unión de Sindicatos Libres en el Ateneo Obrero Legítimista en Barcelona. En el acto fundacional se eligió presidente a Ramón Sales. Los sectores del tradicionalismo catalán se encargaron de establecer las bases ideológicas y organizativas del sindicalismo libre. Sales había llegado a militar en la CNT de joven pero muy pronto se apartó del anarconsindicalismo.
Los sindicatos libres fueron acusados de amarillistas, es decir, de actuar como agentes de la patronal. Esta acusación se basaba en el hecho de que muchos de los pistoleros a sueldo que participaron en los asesinatos de líderes sindicales y de trabajadores salieron de su seno. En la Barcelona de principios de los años veinte se desató una verdadera guerra entre los anarconsindicalistas y los sindicatos libres y los pistoleros.
La militancia de los Sindicatos Libres estuvo formada por obreros tradicionalistas contrarios al poder que los sectores anarquistas más radicales habían adquirido en la CNT. Los obreros de estos Sindicatos solían ser trabajadores especializados y contrarios al sindicato único de encuadramiento de trabajadores por industrias.
Los Sindicatos Libres no estaban preocupados por la transformación del orden existente ni por mejoras radicales para los obreros. La Unión de Sindicatos Libres alcanzó, sin lugar a dudas, un evidente protagonismo en la Barcelona de los años veinte. En la República fueron ilegalizados. Durante la guerra civil, sus líderes se unieron al bando franquista o fueron asesinados.
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