El Sindicato Español Universitario (SEU) comenzó a gestarse en octubre de 1933 casi al mismo tiempo que Falange, aunque sus primeros estatutos no se aprobaron hasta abril del año siguiente. Aún así comenzó a funcionar con mucha actividad. Se organizó en delegados de curso que formaban una cámara de facultad o escuela. El conjunto de cámaras darían lugar a la cámara sindical provincial. La junta ejecutiva estaba integrada por los tres presidentes más antiguos de cámaras de facultad. En abril de 1935 se celebró su I Congreso Nacional.
El 9 de febrero de 1934 uno de sus afiliados, Matías Montero, cae muerto a tiros en Madrid por grupos de izquierda cuando vendía el períodico "FE". Esa fecha pasará al calendario oficial franquista como el "día del estudiante caído". El SEU participó activamente en enfrentamientos con la FUE en la Universidad española, llevando el peso, en Falange, de la lucha violenta en los últimos tiempos de la República. Cuando se formó el Frente Popular, los miembros del SEU intentaron crear un Frente Nacional Universitario pero la detención de José Antonio Primo de Rivera y de la Junta Política de Falange impidió que cuajara el proyecto.En la guerra civil, el SEU fue refundado por un Decreto del año 1937, por orden de Franco, aprobándose nuevos estatutos, vigentes hasta 1958. El SEU se convirtió en el único sindicato estudiantil, al integrar a la Asociación de Estudiantes Tradicionalsitas (AET) y la Confederación de Estudiantes Católicos. No olvidemos que este decreto se enmarca dentro del proceso de unificación política que culminó con la creación de la FET y de las JONS. Durante la guerra el jefe nacional del SEU sería Heliodoro Fernández Canepa.
En 1941 el SEU pasa a formar parte del Frente de Juventudes, como vimos en otro artículo de este blog. El jefe del SEU será Carlos Marís Rodríguez de Valcárcel. Su afiliación se convirtió en obligatoria a raíz de la Ley de Ordenación Universitaria de 1943. El SEU buscaba seleccionar una élite de jóvenes políticos y profesionales, en consonancia con el objetivo de la Universidad franquista para nutrir y renovar los cuadros dirigentes del régimen. Pero este objetivo era el mismo que perseguía la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y, también el Opus Dei. Estas organizaciones vinculadas a la Iglesia terminaron por tener mucho más éxito en esta empresa, especialmente a medida que fue evolucionando el régimen.
En el año 1956 se producen unas graves protestas universitarias que, como es bien sabido, provocaron destituciones y una crisis ministerial. Pero el gobierno no cambió su política hacia el SEU a pesar del creciente malestar universitario hacia el sindicato único. Pero, al menos, dos años después, se permitió que los delegados facultad fueran electivos. Era un avance aperturista aunque la presión del sistema era muy fuerte para que siempre salieran elegidos los delegados que se deseaban. Aún así, hubo algunas excepciones.
En 1962, con Rodolfo Martín Villa como jefe nacional, fue convocado el IV Congreso del sindicato. Las conclusiones del Congreso fueron novedosas al abrir las elecciones a más sectores universitarios, además de otras apuestas aperturistas, pero el gobierno cercenó este aperturismo. En 1964, el nuevo jefe del sindicato, Daniel Regalado, pronunció un discurso que calientó los ánimos y que provocó su cese. Como vemos, en los años sesenta el SEU entró en una irremediable crisis, fruto del anquilosamiento de un sindicato único al que no se le permitía adaptarse a la nueva realidad estudiantil española, que terminó por desbordarlo. Un decreto del 5 de abril de 1965 creó las Asociaciones Profesionales de Estudiantes (APE), que aunque integradas en el SEU, en realidad, venían a sustituirlo. El SEU fue enterrado en 1970.
En la Transición hubo intentos de sectores falangistas de reavivar, sin éxito, el SEU.
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