miércoles, 31 de agosto de 2011

Juan Sapiña Camaró

Juan Sapiña Camaró nació en Cullera en el año 1905.Sapiña era catedrático de latín en un Instituto en Tarragona y tradujo al castellano laobra De Monarchia de Dante. También fue catedrático en el Instituto de Teruel. Allí se implicó en la fundación de la UGT y de la Agrupación Socialista de la ciudad. En 1930 fundó el periódico “¡Adelante!”.Gracias a las elecciones municipales de 1931 consiguió ser elegido segundo teniente de alcalde del Ayuntamiento de Teruel. En las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931 salió elegido diputado por Castellón. También, obtuvo acta de diputado en las elecciones de febrero de 1936. En la guerra fue nombrado director general de Minas y Combustibles (1937). Al terminar la guerra se exilió en Francia, aunque en 1941 pasó a México. En aquel país se dedicó a enseñar y traducir, llegando a ser subdirector de la editorial UTEHA. Murió en 1974.
Para completar nuestro conocimiento de este dirigente socialista valenciano podemos consultar los siguientes enlaces:
1. Biografía:
2. Su labor en Teruel (incluye una fotografía):
3. Sobre su responsabilidad en la administración:

martes, 30 de agosto de 2011

El Frente Popular

El Frente Popular fue un pacto de los partidos de izquierda republicana y obrera en España para concurrir juntos a las elecciones de febrero de 1936 sobre un programa común de gobierno. El inicio de este pacto debe buscarse en el año 1934, especialmente, cuando comienzan a confluir las formaciones republicanas con el sector centrista del PSOE. Pero su gestación no comenzaría, realmente, hasta después de los hechos acontecidos en octubre de 1934 con la huelga general y la Revolución. La represión ejercida con miles de muertos, unos treinta mil presos y numerosas penas de muerte conmutadas, junto con la represión de tipo social (despidos, endurecimiento de las relaciones laborales y paso a la clandestinidad de algunos sectores obreros) ejercieron como revulsivo para que las izquierdas españolas entendiesen la necesidad de pactar. La unidad se convirtió en un factor clave si se quería arrebatar el poder a las derechas.
Pero el camino hacia la unidad no fue fácil porque los partidos y sindicatos tenían diversas concepciones sobre la misma, aunque tuvieran en común la necesidad de la alianza electoral para obtener la victoria. Los partidos republicanos –Izquierda Republicana (Azaña), la Unión Republicana (Martínez Barrio), el Partido Nacional Republicano (Sánchez Román)- defendían la idea del entendimiento con los socialistas pero no veían conveniente ampliar el pacto hacia las organizaciones obreras a la izquierda del PSOE. La alianza era concebida como una forma de volver a la situación anterior al triunfo electoral del centro-derecha de 1933, es decir, al espíritu y la situación del bienio reformista.
En el PSOE se vivía un intenso debate entre dos posturas. El sector centrista, con Indalecio Prieto a la cabeza, estimaba la necesidad del pacto con los republicanos, en el mismo sentido y objetivo que el defendido por éstos, aunque incidiendo en la necesidad de proclamar una amnistía y profundizar en la reforma agraria. El sector más a la izquierda del socialismo español, representado por Largo Caballero y con el apoyo de la UGT, pretendía, en cambio, un frente obrero. Pero, a medida, que avanzó el año 1935, este sector terminó por comprender que el pacto con los republicanos era necesario si se quería obtener la ansiada amnistía, pero, en principio, estos socialistas no estaban dispuestos a ir más allá de una alianza electoral sin establecer un programa de gobierno conjunto.
El PCE propugnaba un frente obrero orgánico, la Alianza Obrera, con un programa de reformas radicales, en alianza con los republicanos.
La gestación del Frente Popular se dilató más de un año, desde diciembre de 1934 hasta el 15 de enero de 1936, fecha del pacto. En el invierno de 1934-35, los republicanos entablaron conversaciones entre sí, y el 12 de abril anunciaron su unión electoral con un programa de gobierno. Antes, en enero, Azaña contactó con Prieto para insistir en la necesidad de establecer una conjunción republicano-socialista. En el PSOE se decidió escuchar a las bases sobre esta capital cuestión y se pasó una encuesta a las agrupaciones socialistas. Prieto se significó para conseguir la alianza, publicando un artículo el 14 de abril. El Partido Comunista expuso públicamente su estrategia de la Alianza Obrera, en junio.
En Cataluña, el proceso de unión tuvo su primera etapa, en julio de 1935, cuando se firmó la Coalició d’Esquerres Catalanas, formada por la Esquerra Republicana, Acció Catalana Republicà, Partit Nacionalista Republicano Català y Unió Socialista.
Al margen de los partidos políticos se vivió una intensa actividad en pro de una alianza de toda la izquierda: comités a favor de la amnistía, de ayuda las víctimas de la represión, mítines, fiestas unitarias, etc. El anarquismo optó por moderar sus ataques a los republicanos y socialistas, y cuando llegó el momento, a pesar de su tradicional defensa de la abstención, no hizo campaña contraria al Frente Popular y, de forma privada, apoyó a las candidaturas de izquierda.
El 14 de noviembre de 1935, Azaña propuso oficialmente a Prieto una conjunción. Dos días después, el PSOE le respondió afirmativamente con la condición de que el pacto incluyese a la izquierda obrera. El partido envió un programa a las organizaciones obreras como un documento-base para la negociación de la alianza. Comenzaron las reuniones entre republicanos y socialistas. Estos representaban en estas reuniones no sólo al partido sino, también a las organizaciones obreras, por lo que tenían que reunirse, además con sus representantes. Estaríamos en una especie de negociación a tres bandas. No fueron fáciles las negociaciones dada la heterogeneidad de la izquierda. El PNR se retiró el 14 de enero por su resistencia a aceptar la presencia comunista. Al final, al día siguiente, se firmó el pacto y el programa entre Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, UGT, Federación Nacional de Juventudes Socialistas, PCE, Partido Sindicalista y el POUM.
El programa era republicano, con el añadido de la amnistía y rehabilitación política de los presos políticos, restituyéndoles en sus cargos y responsabilidades, condiciones ineludibles para el PSOE y la izquierda obrera.
El 4 de febrero se constituía el Front d’Esquerres en Cataluña, con los grupos anteriores de la Coalició más el Partit Comunista de Catalunya, Partit Català Proletari, POUM y la Unió de Rabassaires.
La siguiente tarea del Frente Popular fue la de la elaboración de las listas de candidatos. Se encargó de dicha tarea un comité.
El 16 de febrero la coalición obtuvo 4.654.116 votos, frente a los 400.901 del centro político y los 4.503.505 de la derecha. El Frente Popular venció en 37 circunscripciones electorales y en todas las ciudades mayores de 150.000 habitantes. La ley electoral en vigor primaba las coaliciones frente a las minorías, por lo que la izquierda obtuvo 278 diputados, 131 las derechas, 10 el centro y otros 10 del PNV. Tres días después, Niceto Alcalá-Zamora ofrecía la presidencia del gobierno a Manuel Azaña. El 3 de abril se inauguró el Parlamento. Se constituyó el Comité Nacional del Frente Popular, que se encargó de proponer como candidato a la presidencia de la República a Azaña, en sustitución de Alcalá-Zamora.

lunes, 29 de agosto de 2011

El Estado Eslovaco en la época nazi. Cuarta y última parte

La oposición: Resistencia, insurrección de 1944 y el final del estado eslovaco
Una cuestión interesante tiene relación con la postura de la población eslovaca en relación con sus dirigentes y la situación en la que se encontraba Eslovaquia en este momento. Nunca hubo un ferviente entusiasmo hacia la dictadura corporativa y clerical aunque es innegable que Tiso gozó, especialmente, al principio, de un alto grado de popularidad. En cambio, la vinculación del ala radical del Partido, con el nazismo, no contó con simpatías entre el pueblo eslovaco. La agresión a Polonia, un país que gozaba de una tradicional vinculación con los eslovacos, fue acogida con rechazo.
La oposición al régimen político fue muy escasa en el momento de la fundación del estado eslovaco, ya que la izquierda era muy débil, especialmente por la falta de una clase obrera nutrida en un país muy poco industrializado. Pero en el seno de los contingentes de tropas enviadas a luchar en la invasión de la URSS, la tradicional rusofilía eslovaca fue fatal para los alemanes, ya que fue muy alto el número de soldados que desertaron y se pasaron al Ejército Rojo, o se unieron a los partisanos ucranianos.
Por su parte, los representantes de los sectores demócratas eslovacos establecieron contactos con el Comité Checoslovaco en el exilio, presidido por Benes. En el otoño de 1943 decidieron unificar política y militarmente a la Resistencia. En Moscú, Benes llegó a un acuerdo con el Consejo Nacional Eslovaco, de mayoría comunista. Las penurias de la vida en guerra terminaron por hacer mella en la población y creció el malestar y la disposición a apoyar la lucha antifascista. El 24 de agosto, los soviéticos estaban muy cerca de las fronteras, provocando que los alemanes entraran en Eslovaquia con el permiso de Tiso, que había proclamado el estado de guerra. Ese fue el momento en que en la zona de los montes Tatra estalló la insurrección, estableciéndose la ciudad de Banskà-Bystrika como capital de la zona liberada. Parte del ejército eslovaco enviado para sofocar la rebelión se pasó a las filas partisanas. Este hecho, provocó que los alemanes desarmaran al resto del ejército. La Wehrmacht asumió la tarea de combatir a la Resistencia. Muy cerca, el Ejército Rojo comenzó a ralentizar su marcha, lo que permitió que los alemanes liquidaranla situación con alto saldo de víctimas. Dos días después, los soviéticos entraban en Eslovaquia.
Tiso decidió ofrecer resistencia a los soviéticos, consciente de que había vinculado su suerte a la de los alemanes; destituyó a Tuka y al ministro de Defensa por no haber evitado las deserciones masivas. En el invierno de 1944-1945 los alemanes y los eslovacos fieles a aquellos fueron cediendo posiciones. El día 3 de abril de 1945, Benes estableció el gobierno checoslovaco en Kosice.
El papel de la Resistencia eslovaca y la insurrección de 1944 fueron claves para evitar que Eslovaquia fuera incluida en la lista de países derrotados en la guerra. Eslovaquia perdió la independencia política y se emprendió una purga, eso sí, bastante suave, de colaboracionistas aunque Tiso y Tuka fueron condenados a muerte.

domingo, 28 de agosto de 2011

El Estado Eslovaco en la época nazi. Tercera parte

El nacimiento del estado eslovaco y la colaboración con Alemania
En marzo de 1939 estalló una profunda crisis con Praga, que terminaría destruyendo Checoslovaquia. Tiso se negó a acudir a la llamada del nuevo presidente de la República, Emil Hácha, para debatir sobre el futuro del país. El gobierno de la República reaccionó con energía, ya que proclamó la ley marcial en Eslovaquia y se deponía el gobierno autónomo, nombrando otro. La población eslovaca, más ajena de los planteamientos independentistas de lo que la actividad de sus líderes pudiera suponer, no reaccionó. Pero los alemanes habían encontrado el pretexto para terminar con la existencia del estado checoslovaco. Tiso, retirado a una parroquia rural en libertad vigilada, fue animado a que retornara a Bratislava. En la capital se reunieron las más destacadas figuras políticas eslovacas y declararon ilegítima la actuación del gobierno federal. En esa reunión acordaron proclamar la independencia. Además, se solicitó a Hitler que obligara a Praga a respetar la autonomía eslovaca. Tiso y Durcansky volaron a Berlín, reclamados por Hitler. En la Cancillería del Reich se selló el final de la República Federal Checoslovaca cuando Tiso dio su consentimiento a la desintegración. En Bratislava se reunió la Dieta Autónoma, que dio fuerza legal a la separación y confirmó un gobierno presidido por Josef Tiso, con Tuka y Durcansky en el mismo. En la Cancillería de Berlín, el presidente Hácha, presionado, firmó el acta de disolución de Checoslovaquia. Chequia se transformaría en el Protectorado de Bohemia-Moravia, integrado en Alemania, Eslovaquia sería un estado independiente y Rutenia pasaría a formar parte de Hungría.
Aunque se había proclamado la independencia de Eslovaquia ésta no era tal, porque Alemania ejerció su influencia y protección. En el mismo intenso mes de marzo de 1939, Berlín y Bratislava firmaban un tratado por el cual Eslovaquia ponía su economía y política exterior al servicio de Alemania, a cambio de la salvaguardia de su independencia frente a terceros, como Hungría, aunque Budapest era fiel aliada de los alemanes. El tratado permitía, por lo demás, el establecimiento de tropas alemanas en el país, especialmente, en la frontera con Moravia. Eslovaquia permitió que el ejército alemán usara su territorio para el ataque a Polonia en septiembre. Eslovaquia quedó íntimamente vinculada a Alemania como un estado satélite.
La Dieta eslovaca aprobó en junio una Constitución con fuerte esencia religiosa, ya que Eslovaquia se conformaba como “una comunidad cristiana nacional”. El sistema político no era una democracia, ya que se establecía un sistema de elección de lista única, la del PPE, convertido en partido único, con secciones alemanas y magiares. El sistema político no puede ser definido como fascista al estilo italiano o alemán, sino como un ejemplo de autoritarismo y corporativismo con fuerte acento clerical, que podría asemejarse, salvando distancias, al salazarismo portugués o al sistema socialcristiano de Dollfus en Austria antes de la anexión alemana. En octubre, Tiso fue elegido presidente dela República y Tuka pasó a ocupar la jefatura del gobierno.
El 30 de enero de 1940, Eslovaquia dio un paso más en su compromiso con Alemania y el nuevo orden que estaba poniendo en práctica en Europa, ya que firmó un nuevo acuerdo que vinculaba aún más su economía con la alemana. A cambio, se recibió ayuda técnica, se construyeron carreteras y su madera y carbón pudieron venderse en excelentes condiciones en el mercado centroeuropeo. En noviembre, se llegó al culmen del compromiso, cuando Bratislava se adhirió al Pacto Tripartito. En junio de 1941, tropas eslovacas participaron en el ataque a la Unión Soviética. En diciembre de ese año, Eslovaquia declaró la guerra al Reino Unido y a Estados Unidos.
En el seno del PPE se desarrolló durante estos años una intensa lucha política entre los sectores conservadores, de fuerte componente católico, y próximos a Tiso, y el ala fascista. La Guardia Hlinka tuvo un papel primordial, siguiendo el modelo de las SS, en la formación de la juventud eslovaca en el nacionalismo y en el combate de los sectores de la población que se consideraban enemigos de la unidad de la patria eslovaca. Comenzó, pues, la persecución a las minorías. Una ley de abril de 1939 permitió expropiar los bienes de los miles de checos que fueron detenidos, deportados o internados en campos de concentración. Los judíos sufrieron la intensa persecución de esta dictadura clerical. El antisemitismo del catolicismo eslovaco fue notorio. Entre noviembre de 1938 y agosto de 1939, se dictaron leyes restrictivas, que expulsaron a los judíos de la Administración y les vetó el acceso a la enseñanza superior. En agosto de 1941, los alemanes pidieron a Eslovaquia el envío de judíos hacia los campos situados en Polonia. El 10 de septiembre, la Dieta aprobó un Código Judío que autorizaba la deportación legal, tarea encomendada a la Guardia Hlinka. Entre marzo y agosto de 1942 se deportó a unos 56.000 judíos.
En ese contexto de pugna política entre los dos sectores de la clase política eslovaca, el sector conservador comenzó a alarmarse del radicalismo del ala fascista. Tiso tomó la decisión de asumir el mando directo de la Guardia Hlinka, aunque no consiguió que Mach, otro de los destacados líderes del ala de extrema derecha, al frente del Ministerio de Propaganda, abandonase este capital puesto de fuerte influencia política. Ante la posibilidad de una ruptura, el propio Hitler intervino en una reunión celebrada en Salzburgo en julio. De esa reunión salió Tuka reforzado, Mach pasaba al frente del Ministerio del Interior y recuperaba la dirección de la Guardia. Los fascistas reforzaron su control de los resortes de la administración y de la economía. La propia Constitución fue reformada para personalizar y potenciar el poder ejecutivo, según el modelo alemán, y Tiso perdía competencias. Pero el eclesiástico contraatacó con apoyo de sus seguidores y de la Iglesia eslovaca, empleando, a su favor, precisamente, esa potenciación del poder ejecutivo, al asumir la totalidad de los poderes del Estado como Vodca, o caudillo. Berlín no intervino porque la colaboración no menguó. La razón estaría en el auge de la resistencia eslovaca y Tiso fue consciente de que necesitaba a los alemanes para controlarla.

sábado, 27 de agosto de 2011

El Estado Eslovaco en la época nazi. Segunda Parte

La crisis de 1938
A pesar de la evidente solidez democrática de Checoslovaquia frente a la marea totalitaria o dictatorial que asolaba Europa, no pudo resistir al año crucial de 1938. Alemania exigía el territorio bohemio de los Sudetes, donde habitaba una minoría germana, alentada por el nazismo local de Konrad Henlein, personaje al que hemos dedicado un artículo en este blog. Como es bien sabido, esta exigencia provocó una famosa crisis internacional, mortal para Checoslovaquia porque los estados occidentales y sus aliados danubianos la sacrificaron en aras de una ansiada paz. Munich fue el lugar donde se decidió arrebatar a Checoslovaquia una zona del oeste donde vivía un millón de checos y se concentraba la mitad de la industria nacional. Si eso ocurría entre los días 29 y 30 de septiembre, el día 5 de octubre Benes dimitía. A los pocos días, el ejército alemán ocupaba los Sudetes.
Los nacionalistas eslovacos no fueron ajenos a la crisis interna que debilitó Checoslovaquia frente a Hitler. En la primavera de 1838, habían mantenido contactos con representantes de las minorías alemana, polaca y húngara, para formar un bloque anticheco con el objetivo de conseguir la ansiada autonomía política. Cuando el Partido Alemán de los Sudetes elaboró el denominado Plan de Karlovy-Váry, que preveía la desintegración de Checoslovaquia en territorios autónomos, los dirigentes del PPE se adhirieron a él. Una semana después de Múnich, se reunieron en Zilina representantes del Partido Popular, del Partido de los Artesanos, del Partido Agrario y del Partido Socialista-Nacional, y acordaron la creación del Gobierno Autónomo de Eslovaquia, presidido por Josef Tiso, máximo líder ahora del PPE a la muerte en agosto de Hlinka. Ese Gobierno Autónomo estaría bajo el marco de una Checoslovaquia federal. Al no estar al frente Benes al frente, el gran adalid del mantenimiento íntegro de Checoslovaquia, los nuevos dirigentes en Praga se avinieron a las exigencias de Bratislava. El 22 de noviembre de 1938 se aprobaba la Constitución de la Segunda República Checoslovaca, que definía un estado federal integrado por tres territorios autónomos: Chequia, Eslovaquia y Rutenia.
El gobierno de Tiso tuvo que hacer frente a un grave problema, consecuencia directa de Munich: las reivindicaciones territoriales de Hungría, ya que las apetencias de expansionismo alemán habían despertado las de Budapest. La dictadura húngara quería una profunda revisión del Tratado de Trianon y la recuperación de sus fronteras previas. En principio, estas reivindicaciones incluían hasta la propia capital de Bratislava pero el gobierno magiar comunicó que se conformaría con los territorios donde vivía la minoría húngara. El problema residía en que esa minoría estaba muy dispersa en especie de islotes en tierras que bañaba el Danubio. Si se entregaban incluiría a casi medio millón de eslovacos. Tiso solamente estaba dispuesto a ceder algunos enclaves en los que la población magiar fuera mayoritaria. Las negociaciones, pues, se estancaron. Esta tensión alarmó a Berlín porque Alemania no deseaba un enfrentamiento entre Bratislava y Budapest en una zona tan sensible para sus intereses. Al final, ambas partes aceptaron una mediación conjunta de Berlín y Roma. El 2 de noviembre de 1938 se dio el conocido como Arbitraje de Viena, por el que se entregaría a Hungría la totalidad de los territorios que reclamaban. Curiosamente, este acuerdo tan perjudicial para los intereses de Eslovaquia no minó la acusada germanofilia de los gobernantes de Bratislava. El ala fascista del PPE quería dar un paso adelante en relación con la autonomía y convertir a Eslovaquia en un país independiente, en línea con los planes del gobierno alemán. Su principal líder, Tuka, regresó a la primea línea política y con sus seguidores reconstruyeron la Guardia Hlinka, la milicia fascista. Tiso no contaba con los apoyos que había disfrutado su antecesor, Hlinka, y se resistía a dar el paso definitivo de la secesión. Pero, en realidad, Eslovaquia comenzó a estar dominada por una suerte de protectorado alemán. Pieza clave en el creciente control político de Eslovaquia fue la Asociación para la Colaboración Germano-Eslovaca, creada en enero de 1939, bajo la presidencia del cada día más presente, Tuka.

viernes, 26 de agosto de 2011

El Estado Eslovaco en la época nazi. Primera Parte

En el recorrido que iniciamos sobre la historia del estado eslovaco en la época nazi nos basaremos en un artículo de Julio Gil Pecharromán sobre la historia de Eslovaquia, que se publicó en el número 201 de la revista “Historia 16”, precisamente, en el momento en que Checoslovaquia dejó de existir para crearse dos estados: la República Checa y Eslovaquia.

El nacimiento de Checoslovaquia y su devenir hasta mediados de los años treinta
Como es sabido, el estado checoslovaco nació como consecuencia de los tratados de paz posteriores a la Primera Guerra Mundial y que desmembraron el Imperio Austro-Húngaro. Ese estado no satisfizo al nacionalismo eslovaco. Aunque la Constitución era un modelo de democracia no ofrecía el grado de descentralización que deseaban los nacionalistas eslovacos. Además, la minoría checa, sumamente preparada, copó los principales puestos de la Administración y del Ejército; hasta la Universidad de Bratislava y el mundo académico y cultural quedó en manos checas. Tanto el primer jefe del estado, Masaryk como Eduard Benes, fueron unas personalidades políticas poco dadas al desarrollo de la descentralización y la federalización del país, a pesar de que así se había acordado en 1918. Por fin, la diferencia entre Chequia y Eslovaquia era muy grande, comenzando por el peso demográfico de la primera, y terminando por su potencia económica. Las zonas de Bohemia y Moravia contaban con una industrialización de nivel europeo y con un altísimo nivel de vida, frente al protagonismo rural en Eslovaquia. Se había hecho un esfuerzo modernizador en el campo con la reforma agraria que repartió las tierras de los nobles húngaros entre los campesinos, pero aún así la diferencia económica era enorme. Este hecho alimentó aún más el nacionalismo y generó un evidente complejo de inferioridad en Eslovaquia, como otro de superioridad entre los checos. Por último, no podemos dejar de reseñar el componente religioso en este desencuentro: el imperante catolicismo eslovaco alimentó las críticas a los dirigentes checos, considerando que Praga era una especie de nido de protestantes y masones.
Por fin, no podemos olvidar que el estado checoslovaco albergaba en su seno importantes minorías nacionales: alemanes, polacos, húngaros, rutenos, y una nutrida comunidad judía.
Aún así, la convivencia se pudo mantener sin grandes sobresaltos hasta mediados de los años treinta. El sistema de partidos se organizó sobre una base común. Los principales partidos fueron los siguientes: Partido Agrario, cuyo principal líder era Antonin Svehla, aunque una de sus principales figuras fue el eslovaco Milan Hodza, político que llegó a ser primer ministro; el Partido Social Demócrata, el Partido Socialista-Nacional de Benes, el Partido Comunista y, por fin, el Nacional-Demócrata, la formación vinculada al capital financiero. Con excepción de Hodza, casi todos los líderes de estas formaciones eran checos. Al margen de los grandes partidos, las minorías nacionales tenían sus propios partidos y organizaciones.
Los eslovacos contaban, solamente, como partido propio con el Popular, que, además, tenía un homólogo checo. El PPE era una formación muy fuerte en Eslovaquia. Estaba formado por una especie de federación de corrientes políticas diversas. En su seno dominaba la corriente conservadora autonomista pero, ya en los años veinte comenzó a destacar una facción de extrema derecha que coqueteaba con el fascismo y la independencia. Su principal líder era el profesor de Derecho, Vojtek Tuka. Este personaje, de origen húngaro, estableció muy tempranamente contactos con el nazismo. En 1923, organizó una milicia llamada Rodobrana. Sus miembros vestían camisa negra y juraban lealtad a su líder. Pero esta milicia fue disuelta en 1927; dos años después, Tuka fue condenado a prisión por atentar contra la unidad nacional. Pero el ala radical del Partido Popular no desapareció con este revés. A Tuka le sustituyeron los hermanos Durcansky, editores de un periódico anticheco y de un círculo nacionalista. También, destacó Alexander (Sano). Los tres mantuvieron la colaboración con los nazis alemanes, pero no lograron grandes apoyos entre los eslovacos.

jueves, 25 de agosto de 2011

El fin de las dictaduras ibéricas (1974-1978)

El fin de las dictaduras ibéricas (1974-1978) es un libro de Encarnación Lemus, Fernando Rosas y Raquel Varela (coords.).
Reseña:
Tanto la Revolución del 25 de Abril, conocida popularmente como Revolución de los Claveles, como la Transición Española, han sido objeto de múltiples estudios. Ambos fenómenos históricos, fundamentales para entender la democracia moderna, han sido retratados en abundante bibliografía, si bien se ha hecho desde una visión de política interna, obviando las relaciones que hubo entre ambos procesos históricos.
La catedrática de Historia Contemporánea de la Universidad de Huelva, Encarnación Lemus; el catedrático de Historia de la Universidad Nova de Lisboa, Fernando Rosas, y la investigadora titular del Instituto de História Contemporánea de la Universidad Nova de Lisboa, Raquel Varela, reúnen a trece especialistas, procedentes de diversas universidades españolas (mayoritariamente andaluzas), portuguesas y británicas, en un novedoso volumen acerca del fin de las dictaduras de la Península Ibérica, que ponen de manifiesto la conexión que existió entre la Revolución de los Claveles y la Transición Española.
El libro incluye artículos en castellano y portugués, y es el resultado de una coedición entre el Centro de Estudios Andaluces, Ediçoes Pluma y la Universidade Nova de Lisboa.
Visto en:
http://www.foroporlamemoria.info/2011/02/%e2%80%9cel-fin-de-las-dictaduras-ibericas-1974-1978%e2%80%9d/

miércoles, 24 de agosto de 2011

El Maoísmo en España y el Tribunal de Orden Público (1964-1976)

El Maoísmo en España y el Tribunal de Orden Público (1964-1976) es el título de un libro de Horacio Roldán Barbero.
Reseña:
Este libro es resultado de una línea de investigación sobre la izquierda radical en España en la que el autor lleva trabajando ya ocho años. Su objetivo es reaccionar contra el olvido historiográfico de un movimiento cultural y político el maoísmo- cuya importancia en los años 60 y 70 no fue desdeñable.
Visto en:
http://www.foroporlamemoria.info/2011/02/%e2%80%9cel-maoismo-en-espana-y-el-tribunal-de-orden-publico-1964-1976%e2%80%9d/

Serapio Aranguren Barriatua

Serapio Aranguren Barriatua nació en Bilbao en el año 1895. Trabajó de ayudante calderero y de camarero. Entró en la Compañía Euscalduna hasta 1922. En ese año pasó a la fábrica de tejidos de La Peña como arreglador de telares. Posteriormente, entre 1928 y 1930 trabajó en el café de la Casa del Pueblo de Sestao. Fue miembro del Sindicato Textil de la UGT en Bilbao y de la Sociedad de Oficios Varios del sindicato socialista en Sestao. Ingresó en la Agrupación Socialista de esta última localidad. En la guerra civil fue soldado voluntario. En 1942 pudo llegar a México a bordo del Nyassa. Murió en aquel país en 1969.
Ver:

martes, 23 de agosto de 2011

Modesto Delgado

Modesto Delgado nació en 1916 o 1917. Miembro del Sindicato de la Madera de la UGT, se afilió también al PSOE en la Agrupación Socialista Madrileña. En la guerra civil perdió una mano en combate, por lo que tuvo que pasar a desempeñar puestos en la retaguardia. Al terminar la contienda, como no podía seguir desempeñando su oficio se dedicó a la venta de periódicos y revistas. Se incorporó a la actividad clandestina del PSOE y de la UGT. Su salud no fue buena, ya que además de perder la mano, también arrastró de la guerra las consecuencias de haber recibido restos de metralla en la cabeza y en la cara. Murió en Madrid en mayo de 1975.
Ver:

El juancarlismo, última fase del franquismo, por Javier Parra

Se incluye el enlace para leer el artículo de Javier Parra titulado:

El Juancarlismo, última fase del Franquismo

domingo, 21 de agosto de 2011

100 años de anarcosindicalismo. El catálogo de la exposición

El catálogo, edición bilingüe, castellano / catalán, lleva una cronología, aporta la relación de los documentos expuestos y en sus páginas centrales una galería de imágenes de la exposición. También un listado de 100 nombres de destacados militantes confederales. Pero lo más importante del catálogo son los 10 textos, correspondientes a 10 miradas sobre el anarcosindicalismo desde sus orígenes hasta la actualidad.
Más información sobre el catálogo en:
http://www.foroporlamemoria.info/2011/01/100-anos-de-anarcosindicalismo-el-catalogo-de-la-exposicion/

sábado, 20 de agosto de 2011

Prensa del exilio republicano (1936-1977)

Prensa del exilio republicano (1936-1977) es el título de un libro de Ana González Neira.
Reseña:
La diáspora de la Guerra Civil provocó el nacimiento de centenares de cabeceras republicanas en los países de acogida de los exiliados españoles. Estas publicaciones les ayudaron a configurar un espacio donde su causa trascendía los territorios físicos y a conformar un imaginario que traspasaba fronteras y en el cual ubicaban su ideal y particular concepto del estado español. Gracias a la construcción de ese territorio mental y comunicativo, su pertenencia a un pueblo no flotó en el absoluto vacío y se asentó en ese ámbito relacional que también erigieron con y en la prensa. A través de sus medios de comunicación compartieron su condición de refugiados a pesar de las distancias que los separaban, al tiempo que continuaron luchando contra el franquismo. Este libro se adentra y visibiliza los boletines, diarios y revistas de los desterrados republicanos que actuaron de plataforma de su actividad política, cultural y científica desde 1936 hasta 1977. Hace hincapié en las dificultades que debieron superar, en saber quiénes eran sus redactores y editores, en tratar de conocer la procedencia de su financiación, de indicar los obstáculos para su distribución y de señalar cómo en su prensa se reflejaron las discrepancias entre las distintas ideologías así como los deseos de estos emigrados políticos de regresar a una España democrática.
Ver:
http://www.foroporlamemoria.info/2011/02/%e2%80%9cprensa-del-exilio-republicano-1936-1977%e2%80%9d/

jueves, 18 de agosto de 2011

La manipulación política de la muerte

El investigador del CSIC, Manuel Lucena Giraldo, firma un extenso artículo en la revista "Clío" del mes de febrero de 2011, donde estudia la manipulación política de la muerte en la historia. Se titula "Héroes, tumbas y lágrimas". Ya en el Neolítico comienza la muerta a traspasar su dimensión individual para pertenecer al mundo social. Desde ese momento comienza a manipularse la muerte, especialmente de los grandes personajes. Es, sumamente, interesante.


miércoles, 17 de agosto de 2011

Los golpes de estado en el cine

Coincidiendo con el treinta aniversario del golpe de estado del 23-F, la revista "Clío" del mes de febrero de 2011 (número 112) ha publicado un artículo, firmado por el periodista Fausto Fernández, en el que se estudia como ha tratado el cine los golpes de estado.


martes, 16 de agosto de 2011

Acción Agraria del Alto Aragón

En nuestro repaso por los partidos políticos de la historia contemporánea española nos acercamos a Aragón para tratar sobre Acción Agraria del Alto Aragón. La formación nació en octubre de 1933 en el momento de reorganización de la derecha española en torno a la CEDA. Acción Agraria aglutinó una serie de asociaciones y formaciones previas: Juntas de Defensa Social de Huesca, Barbastro y Graus; la Asociación de padres y alumnos, creada ese mismo año para defender la enseñanza católica; y la Juventud Católica. Es importante, además, que la nueva formación atrajo a una serie de políticos monárquicos del Alto Aragón, como José María Lacasa, Agustín Soler, Francisco Francoy, Vicente Campo, Vicente Susín y, especialmente, Pedro Sopena, que pasó a dirigir la Acción Agraria. Como era habitual en la época, el partido contó con el apoyo mediático de un periódico. En este caso, era “La Tierra”, llevado por Martínez Ballesta, destacado redactor de “El Debate”, periódico fundamental en el ámbito del catolicismo español.


El triunfo electoral del centro-derecha en 1933 impulsó al partido en su ámbito geográfico. Se crearon comités en muchos lugares, así como sindicatos católicos-agrarios.

La base social de Acción Agraria se reparte entre los grandes propietarios rurales, como José Moncasi, José María Foncillas, Susín y Sopena, ya citados; los industriales y comerciantes (Mateo Estuán o Bernardino Oliván); abogados como Lacasa o Vidal Tolosana; y, por fin, profesores (Vicente Campo o Miguel Mingarro).





Nos hemos basado en GEA:



http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=181&tipo_busqueda=3&nombre=&categoria_id=3&subcategoria_id=18&conImagenes


Abel Paz

Abel Paz fue uno de los varios pseudónimos que utilizó en vida Diego Camacho Escámez (1921-2009). Fue un destacado personaje luchador anarquista almeriense. Mikel Carmo está escribiendo su biografía.




Podemos acercarnos, antes de que se publique el libro, a la vida de Abel Paz en el siguiente enlace:



http://fsalmeria.org/2011/01/18/en-memoria-de-abel-paz-luchador-anarquista-almeriense/


lunes, 15 de agosto de 2011

Simó Piera i Pagès

Simó Piera nació en Barcelona en 1892. Era albañil y perteneció a la CNT desde su fundación, llegando a ocupar diferentes responsabilidades en su seno. Entre 1918 y 1920 presidirá el Sindicato Único de la Construcción formado en el Congreso de Sants de la Confederació Regional de Treballadors de Catalunya. Tuvo que marcharse de España en 1923. En el año 1931 ingresará en ERC y llegará a estar en el comité ejecutivo de este partido desde 1933. Tuvo que exiliarse en 1939. Entre 1949 y 1950 presidió el Centre Català de Caracas. Regresó a Barcelona en 1965, donde murió en 1979. Escribió Records i experiències d’ un dirigent de la CNT (1975).


Miguel Ranchal

Los familiares del alcalde republicano de Villanueva del Duque fusilado al término de la Guerra Civil, Miguel Ranchal, han publicado el libro Huellas del dolor, editado por la Diputación, en el que relatan la vida del que también fue secretario general del sindicato minero de Peñarroya, diputado provincial durante dos años y fundador de la agrupación del PSOE en la localidad.




Más información en el apartado de noticias del enlace:



http://www.todoslosnombres.org/


domingo, 14 de agosto de 2011

Enric Pérez i Farràs

Enric Pérez nació en Lleida en 1885. Pérez fue comandante y mantuvo contactos con la CNT y grupos republicanos. En 1930 intentó conspirar contra el gobierno Berenguer. Cuando llegó la República, Francesc Macià le hizo jefe de los mossos d’esquadra. En los sucesos de la Revolución de Octubre de 1934 defendió el palacio de la Generalitat, a las órdenes de Companys. Pérez se negó a acudir a Capitanía cuando fue requerido. Estos hechos le acarrearon una condena a muerte pero el presidente Alcalá-Zamora le indultó. Al producirse el golpe del 18 de julio de 1936 luchó contra los militares sublevados y se hizo asesor militar de la Columna Durruti. En el exilio intentó organizar una unidad de combatientes catalanes para luchar a favor de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Falleció en México en el año 1949.


sábado, 13 de agosto de 2011

Bonaventura Pelegrí i Torné

Bonaventura Pelegrí nació en Lleida en el año 1879. Sacerdote, filósofo y escritor, evolucionó desde un integrismo cercano a Nocedal hacia posiciones democristianas. En el diario “El Matí” fue corresponsal y participó en la Federació de Joves Cristians de Catalunya. Fue, también, director del “Diario de Lérida” y desde donde ejercerá como mentor de la derecha leridana. En 1914 publicó Filosofía crítica, y en el año 1935 Lleida en la Renaixença literaria de Catalunya. Murió en 1937.


viernes, 12 de agosto de 2011

Pablo Iglesias en su tiempo. Cien años de socialismo parlamentario

Pablo Iglesias en su tiempo. Cien años de socialismo parlamentario es un libro que se acaba de editar y recoge lo tratado en un congreso celebrado en Ferrol el pasado año sobre la figura del padre del socialismo español en el centenario de su entrada en el Congreso de los Diputados.




Más información en el siguiente enlace:



http://www.fundacionluistilve.org/actividad.php?idactividad=97


Partido Reformista

El Partido Reformista nació en 1912 en un banquete homenaje a Melquíades Álvarez, la figura fundamental de esta formación política. En ese acto el político asturiano hizo un discurso donde expuso que lo que pretendía era reorganizar a los republicanos históricos que coincidían con él y con Gumersindo de Azcárate, y que el partido tenía un objetivo de gobierno y era reformista.


En el verano de 1913 los reformistas se entrevistaron con el rey y formularon un acuerdo para llegar, en algún momento, a algún tipo de colaboración de tipo gubernamental. En ese momento, los reformistas consideraron que las formas de gobierno eran accidentales, y que lo importante era el programa político basado en el progreso, la defensa de la libertad y de la democracia.

Los reformistas nunca formaron gobiernos monocolores pero sí participaron en el gobierno de concentración liberal de García Prieto de 1922, cuando entró el reformista Pedregal, aunque terminaría por dimitir en desacuerdo con la política llevada por el ejecutivo.

Melquíades Álvarez alcanzó la presidencia del Congreso de Diputados. Cuando Primo de Rivera dio el golpe que inauguró su régimen político, Álvarez acudió al monarca para recordarle su mandato constitucional pero, como es bien sabido, su actuación no tuvo ningún éxito. Proclamada la República, el partido se convirtió en el Partido Republicano Liberal-Demócrata.











jueves, 11 de agosto de 2011

Partido Radical

En anteriores artículos nos hemos acercado a la historia del Partido Republicano Radical y a la de su máxima figura, Alejandro Lerroux, pero la seña de Radical no sólo la tuvo la formación política creada por el “emperador del Paralelo”. En el Sexenio Democrático existió el Partido Radical creado en torno a Ruiz Zorrilla. En este nuevo artículo estudiaremos este Partido.


El Partido Radical procedía de la división del Partido Progresista acaecida después de la muerte de Prim. Su principal figura fue Ruiz Zorrilla que aglutinó al ala izquierda de los progresistas junto con los llamados radicales, además de un sector de los demócratas, con Rivero, Marcos y Becerra, que tendían hacia fórmulas republicanas. El Partido se presentó a unas elecciones por vez primera en las acontecidas en abril de 1872.

El Partido Radical estaba dividido en varias facciones, algo muy propio de los partidos decimonónicos y, en especial, en el Sexenio. Estas divisiones no lo eran tanto por diferencias ideológicas o programáticas fundamentales sino eran debidas a lealtades personales. En esta formación coexistían los progresistas demócratas de Ruiz Zorrilla, los “cimbrios” en torno a Martos, los demócratas de Rivero y los economistas de Antonio Gabriel Rodríguez. El Partido defendió, en líneas generales, una interpretación avanzada de la Constitución de 1869.

Los radicales se enfrentaron políticamente a los constitucionales de Sagasta, siendo uno de los factores que generaron la inestabilidad política que caracterizó el reinado de Amadeo I. En junio de 1872, los radicales formaron gobierno y, después de su victoria electoral en agosto, intentaron sacar adelante su programa político de reformas: separación Iglesia-Estado y ampliación de la instrucción pública, principalmente.

Cuando Amadeo de Saboya abdicó, los radicales aceptaron la República y hasta Martos participó en el primer gobierno republicano pero a partir de abril de 1873 se apartaron del republicanismo cuando vieron frustrados sus intentos con hacerse con el poder. Después del golpe de estado de Pavía, volvieron al gobierno aunque el Partido, realmente, como tal ya había desaparecido en el propio régimen republicano.













miércoles, 10 de agosto de 2011

Elegidos y elegibles. La representación parlamentaria en la cultura del liberalismo

María Sierra, María Antonia Peña y Rafael Zurita son los autores del libro Elegidos y elegibles. La representación parlamentaria en la cultura del liberalismo, editado por Marcial Pons, Ediciones de Historia. Sobre esta obra dice la editorial: "La fórmula del gobierno representativo moderno fue una de las invenciones políticas más significativas del liberalismo. Elecciones y Parlamento se convirtieron en las claves sustentantes de un sistema destinado a contrarrestar la participación política de la ciudadanía con la autoridad supuestamente natural de las elites sociales. La cuadratura del círculo que supone la representación política liberal se intentó con diverso éxito en el mundo occidental; también en España se abordó por parte de una generación que, frecuentemente, dirigió su mirada hacia Europa en busca de modelos de gobierno. Este libro rastrea los orígenes del parlamentarismo español desde una perspectiva comparada, y aborda su historia desde el análisis de sus raíces intelectuales, los debates sobre legislación electoral, la biografía colectiva de sus autores y el discurso con el que se procuró construir política y culturalmente la representación liberal".




Consultado en:



http://www.tiempodehistoria.com/modules.php?name=News&file=article&sid=1810




lunes, 8 de agosto de 2011

El PSOE durante el franquismo. Tercera y última parte

El divorcio entre la dirección del partido en el exilio y los socialistas en el interior se ahondó en los años sesenta. En esos momentos, Llopis llevaba casi treinta años fuera de España y era muy reacio a las posturas del interior porque podrían, según su visión, alejarse de las esencias del partido, de las que se consideraba su máximo guardián. No cabe duda, que este divorcio fue una de las causas del lentísimo desarrollo del PSOE frente a otras opciones políticas del antifranquismo en esa década.


El socialismo en el interior durante los años sesenta siguió un rumbo político distinto del marcado desde Francia. En 1967 se celebró el Congreso del Moviment Socialista de Catalunya, cuyos principales líderes defendieron una marcada autonomía frente a la dirección en el exilio. En 1968 se fundó el Partido Socialista del Interior, es decir, la nueva denominación del grupo de seguidores de Enrique Tierno Galván, quien en 1965 había militado en el PSOE aunque fuera expulsado del mismo al poco tiempo. Esta formación de Tierno Galván se caracterizó por una militancia formada casi exclusivamente por profesores universitarios.

El PSOE comenzó a vivir su renovación en la segunda mitad de los años sesenta. En primer lugar, se abandonó el anticomunismo y se adoptó un cierto tono libertario, algo más acorde con la época. Se presentaron tres grupos de jóvenes socialistas, procedentes de tres zonas geográficas distintas. En primer lugar, estarían los vascos con Enrique Múgica y Nicolás Redondo. Por Madrid, destacaría Pablo Castellanos y, por fin, estaría el núcleo andaluz o sevillano con Felipe González y Alfonso Guerra.

Los renovadores del socialismo tuvieron que dedicar mucho tiempo y esfuerzo para conseguir el poder dentro del Partido, además de vivir no pocas controversias y enfrentamientos. Solamente en 1967 los renovadores del interior consiguieron una representación importante en la dirección del Partido. En 1969 aparece en las reuniones de la dirección exterior Felipe González. En 1970, Llopis terminó por aceptar una especie de solución de compromiso: él desempeñaría la representación internacional del PSOE, mientras que en España la dirección del partido estarían en manos de los que allí estaban y vivían. Por su parte, la UGT llegó a otro compromiso, al año siguiente, ya que se estableció un comité mixto compuesto por dirigentes del exilio y del interior, terminando por predominar los últimos.

El año 1973 sería crucial para el socialismo español porque los renovadores se hicieron con el poder, gracias, especialmente, a los socialistas vascos y madrileños y no tanto de los sevillanos, pero que beneficiaría a Felipe González, una personalidad política en alza y que y se adivinaba como líder. El proceso no fue fácil, con dimisiones incluidas de Felipe González y Alfonso Guerra en el año 1973, defensores de posturas radicales ante la posibilidad de ascenso a la ejecutiva de sectores más moderados provenientes de la Democracia Cristiana.

La victoria definitiva de los renovadores no se daría hasta el otoño de 1974. En este triunfo tuvo mucho que ver, también, el apoyo que recibieron de los dirigentes de la Internacional Socialista. En Suresnes se celebró el trascendental congreso en el que triunfaría Felipe González y supondría la marginación voluntaria de Nicolás Redondo. Pero no debemos olvidar e insistir que el PSOE era un partido político con una fuerza muy limitada dentro del conjunto del antifranquismo, muy alejado de la preponderancia del PCE, por ejemplo. El PSOE tenía unos 2.500 afiliados en el interior, destacando el núcleo vasco guipuzcoano y unos 1.000 en el exterior. En el Congreso se tomaron una serie de decisiones que pueden ser consideradas como radicales con repudio del capitalismo y de los “bloques militares”. Pero era evidente que este Congreso sirvió para poner al PSOE en el camino del éxito político en la Transición, a pesar de la debilidad apuntada. El PSOE pudo combinar el simbolismo de sus siglas que representaban una parte fundamental de la historia de la izquierda española con el radicalismo de las nuevas generaciones jóvenes españolas, a pesar de que, relativamente pronto, este radicalismo se abandonó, sin negar que ese abandono pudo ser otra baza a su favor en las primeras elecciones democráticas. Por otro lado, el Partido se presentaba ahora como una organización interclasista y con una fuerte presencia universitaria. Es evidente que Suresnes marcaría la renovación generacional e ideológica del PSOE y sentaría las bases de su éxito.

El PSOE comenzó a convertirse en una fuerza política que atrajo a diversos sectores que hasta ese momento se habían denominado como “socialistas”. Era evidente que no tenía la capacidad, la militancia y las estructuras del PCE en vísperas de la muerte de Franco y, por ello, consciente de estas carencias, Felipe González se trasladó a vivir a Madrid para comenzar a montar la nueva organización.

domingo, 7 de agosto de 2011

El PSOE durante el franquismo. Segunda Parte

Las esperanzas puestas en una presión aliada para que España se convirtiese en una democracia se desvanecieron en el inicio de la guerra fría. La gran oportunidad de los primeros años de la posguerra (1946-1947) se desvaneció y afectó claramente a toda la oposición al franquismo y el PSOE no iba a ser una excepción. La militancia socialista se resintió en los años cincuenta. El número de secciones representadas en los congresos de la UGT en el exilio llegó a ser de 469 en 1951; pues bien, en 1959 había disminuido a 186. Además, se instaló el desconcierto a la hora de establecer una estrategia política. El posibilismo había llevado a una colaboración con los monárquicos pero el fracaso de esta opción provocó que el PSOE viviera, a partir de 1952, una etapa de aislamiento, aunque no pudo durar mucho porque los socialistas siempre fueron conscientes de que tenían que colaborar con otras opciones. En la década de los cincuenta se vivieron muchas negociaciones y fracasos a la hora de establecer pactos y estrategias con otros grupos y sectores del antifranquismo.


Rodolfo Llopis se afianzó en esta época como máximo dirigente del socialismo español en el exilio. Llopis procedía de la izquierda del PSOE pero, con el tiempo, y especialmente visto desde las nuevas generaciones del interior, se convertiría en el símbolo del conformismo o inmovilismo. Pero debe tenerse en cuenta que Llopis hizo una labor fundamental para mantener la estructura del partido en momentos de extrema dificultad y así permitir que no desapareciera ni se rompiera la correa de transmisión entre la histórica herencia del PSOE y el futuro del partido, aunque Llopis no terminara por encajar en ese futuro.

sábado, 6 de agosto de 2011

El PSOE durante el franquismo. Primera Parte

El PSOE vivió durante los años cuarenta una situación de enfrentamiento interno evidente. Esta división ya había surgido en la época de la República y de la guerra civil y se trasladó al exilio, especialmente hasta el año 1945. La esperanza de la victoria aliada permitió una cierta recomposición del partido. El principal beneficiario de esta recomposición fue Indalecio Prieto, que consiguió incorporar a sus filas a antiguos colaboradores de Largo Caballero y hasta de Besteiro. Indalecio Prieto insistió en la defensa del plebiscito como salida política en línea con lo que venía defendiendo desde la crisis final de la guerra civil. Consiguió un apoyo mayoritario dentro del partido aunque no de forma incondicional o total. De forma paralela, la influencia de Negrín declinó, aunque bien es cierto que nunca tuvo mucho poder en el seno de la organización socialista, frente a la que sí tenía las estructuras de la República en el exilio.


Frente a esta situación en el exilio, el PSOE del interior vivió una época de extremas dificultades. En Asturias se mantuvieron grupos guerrilleros hasta el año 1948. Por fin en el año 1944 se formó una ejecutiva nacional en el interior. La ejecutiva que se formó en Francia fue organizada por Rodolfo Llopis aunque nada pudo hacer frente a la personalidad arrolladora de Prieto, que es quien tenía los resortes de dicha ejecutiva. El PSOE en Francia llegó a contar en la segunda mitad de los años cuarenta con hasta ocho mil afiliados. Tanto esta ejecutiva “francesa” como la del interior defendieron posturas profundamente anticomunistas. Los socialistas optaron por una estrategia basada en la presión exterior para poner en marcha un proceso de transición hacia la democracia, primando más una postura posibilista que fundamentalmente republicana.

viernes, 5 de agosto de 2011

Alejandro Lerroux

Alejandro Lerroux es un personaje fundamental en la historia española de la primera mitad del siglo XX y no había recibido mucha atención en este blog. Tendremos que dedicar algunos trabajos, tanto a su figura, como al Partido Republicano Radical, del que fue su fundador.


Lerroux nació en La Rambla (Córdoba) en 1864. Nuestro protagonista nació en el seno de una familia pobre y su infancia y juventud no fueron fáciles. Su proyección pública comenzó en el periodismo en publicaciones como “El País” y “El Progreso”. Muy pronto se hizo conocido gracias a sus artículos con un lenguaje claramente demagógico y por iniciar diversas campañas. Pero su vida dio un giro evidente cuando se trasladó a Barcelona en 1899. En la capital catalana se presentó defendiendo el republicanismo y atacando la fuerte represión que se ejercía sobre el movimiento obrero. Se significó en la protesta contra los procesos de Montjuïc, que hemos estudiado en este blog. Esta campaña le permitió adquirir una enorme popularidad entre los sectores humildes y obreros de Barcelona. Lerroux se presentó como un político contrario a los patronos, el Estado y la represión. Era el comienzo del camino que le llevó a ser proclamado el “emperador del Paralelo”. En 1901 obtuvo un acta de diputado.

Lerroux siguió una línea ascendiente de populismo y demagogia con un discurso donde se mezclaban elementos revolucionarios con otros anticlericales de elevado tono, como quedó de manifiesto en su famoso discurso de 1906 en el que animaba a los “jóvenes bárbaros” a entrar a saco en la civilización decadente, a destruir los templos y elevar a la categoría de madres a las novicias, además de prender hogueras en los registros de la propiedad.

Otro de los componentes del discurso de Lerroux fue su encendido anticatalanismo. Esta vertiente de su ideología le granjeó ventajas fuera de Cataluña porque pudo presentarse como un valladar ante los avances y reivindicaciones de regionalistas y nacionalistas catalanes.

En 1908 creó en Santander el Partido Republicano Radical, pretendiendo que se extendiera por toda España. Al año siguiente, durante la Semana Trágica, Lerroux se encontraba fuera de España y no mostró ninguna actitud favorable hacia lo que estaba ocurriendo, solamente pasividad. Este hecho fue el comienzo de la pérdida progresiva de su éxito entre los obreros en Barcelona, aunque consiguiera la mayoría del Ayuntamiento de Barcelona. Pero, al poco tiempo, la formación entró en crisis por el auge del catalanismo de izquierdas, del anarcosindicalismo y por problemas internos referidos a la corrupción. Fue el momento para dirigir su mirada hacia Madrid, moderando de forma evidente su discurso. El Partido Republicano Radical comenzó, por tanto, a establecerse y expandirse por el resto de España con cierto éxito en Madrid, Aragón y Valencia.

En el año 1917 participó en la Asamblea de Parlamentarios y se mantuvo al margen de la Dictadura de Primo de Rivera. En 1926 participó en la Alianza Republicana y en 1930 formó parte del Comité Revolucionario. Al llegar la República perteneció al gobierno provisional. Lerroux fue ministro de Estado (Asuntos Exteriores) pero no duró mucho en esta responsabilidad porque decidió abandonar el gobierno contrario a los ministros socialistas. La tendencia hacia el conservadurismo de Lerroux y del Partido Republicano Radical se iba acentuando frente al progresismo del gobierno y de la primera etapa de la República.

Tras las elecciones de 1933, alcanzó la jefatura del gobierno en varias ocasiones siempre en gobiernos de centro-derecha. El año 1935 fue uno de los peores de su carrera política, ya que la corrupción le afectó personalmente y también a su partido con el famoso caso del Straperlo. En las elecciones de febrero de 1936 no obtuvo acta de diputado y abandonó la política. Cuando comenzó la guerra civil se trasladó a Portugal aunque apoyó al bando franquista. Regresó a España en 1947. Falleció en 1949.

jueves, 4 de agosto de 2011

Los Sindicatos Libres

En el año 1919 la violencia en Barcelona alcanzó cotas muy elevadas. El origen de la verdadera oleada de asesinatos estaría en los hechos que siguieron a la huelga de la compañía “La Canadiense”. El paro, secundado por la CNT, fue extendiéndose hasta convertirse en una verdadera huelga general que paralizó durante más de un mes la industria barcelonesa. Los empresarios y sectores conservadores reaccionaron y solicitaron la ayuda del Estado.
La patronal optó, frente a la negociación, por la coerción, especialmente sobre los militantes de la CNT pero, también, a través de los lockouts, es decir, los cierres de las fábricas que dejaban a la plantilla sin trabajo y sin ingresos. La tercera medida se refiere al objeto de este artículo. Un sector de los empresarios presionó para que se creara un sindicato que hiciera frente a los anarquistas, cada vez más numerosos.
A finales de 1919 se creó la Unión de Sindicatos Libres en el Ateneo Obrero Legítimista en Barcelona. En el acto fundacional se eligió presidente a Ramón Sales. Los sectores del tradicionalismo catalán se encargaron de establecer las bases ideológicas y organizativas del sindicalismo libre. Sales había llegado a militar en la CNT de joven pero muy pronto se apartó del anarconsindicalismo.
Los sindicatos libres fueron acusados de amarillistas, es decir, de actuar como agentes de la patronal. Esta acusación se basaba en el hecho de que muchos de los pistoleros a sueldo que participaron en los asesinatos de líderes sindicales y de trabajadores salieron de su seno. En la Barcelona de principios de los años veinte se desató una verdadera guerra entre los anarconsindicalistas y los sindicatos libres y los pistoleros.
La militancia de los Sindicatos Libres estuvo formada por obreros tradicionalistas contrarios al poder que los sectores anarquistas más radicales habían adquirido en la CNT. Los obreros de estos Sindicatos solían ser trabajadores especializados y contrarios al sindicato único de encuadramiento de trabajadores por industrias.
Los Sindicatos Libres no estaban preocupados por la transformación del orden existente ni por mejoras radicales para los obreros. La Unión de Sindicatos Libres alcanzó, sin lugar a dudas, un evidente protagonismo en la Barcelona de los años veinte. En la República fueron ilegalizados. Durante la guerra civil, sus líderes se unieron al bando franquista o fueron asesinados.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Historia de Comisiones Obreras

Para los interesados en acercarse a la historia de uno de los sindicatos más importantes de nuestro presente y de nuestro pasado reciente existe una monografía ya clásica, obra colectiva:

David Ruiz (dir.), Historia de Comisiones Obreras (1958-1988), Madrid, Siglo XXI, 1993.

Índice
Presentación, David Ruiz
1. Sindicalismo vertical franquista: la institucionalización de una autonomía (1939-1977), Rosario Sánchez López e María Encarna Nicolás Marín
1.1. La paulatina fase de gestación institucional (1939-1957)
1.2. La profusa etapa de gestación institucional (1958-1977)
Apéndice
2. De la supervivencia a la negociación. Actitudes obreras en las primeras décadas de la dictadura (1939-1958), David Ruiz
2.1. En la posguerra civil, sobrevivir
2.2. En la posguerra mundial, resistir y reclamar
2.3. En los cincuenta, movilizarse para reivindicar
3. Comisiones Obreras de Cataluña: de movimiento sociopolítico a Confederación Sindical, Carme Molinero, Javier Tébar e Pere Ysàs
3.1 Los orígenes de CC.OO. de Cataluña
3.2. Crecimiento económico y cambios sociales
3.3. Creación, expansión y crisis de las CC.OO. catalanas
3.4. Conflictividad laboral, protesta obrera y oposición sindical, 1970-1976
Apéndice documental
4. De la primavera de 1956 a Lejona 1978. Comisiones Obreras de Euskadi, Pedro Ibarra Güell y chelo García Marroquín
4.1. Introducción
4.2. Antecedentes: la conflictividad obrera en la década de los años cincuenta
4.3. Nacimiento, consolidación y primera crisis de las Comisiones en Vizcaya, 1962-1967
4.4. De la represión a la huelga de Burgos
4.5. La transición: 1971-1973
4.6. La “explosión” del movimiento obrero
4.7. Resumen
Apéndice
5. La recontrucción de la nueva vanguardia obrera y las comisiones de Asturias (1958-1977), Ramón García Piñeiro y Francisco Erice Sebares
5.1. La vanguardia represaliada: los despedidos
5.2. La vanguardia enferma: los silicóticos
5.3. La vanguardia agotada. Los pensionistas
5.4. La organización del movimiento: la Comisión Provincial de Mineros
5.5. Represión y crisis (1967-1970)
5.6. Los lentos inicios de la recuperación (1971-1973)
5.7. Movilización obrera en la agonía del franquismo (1974-1975)
5.8. El imposible continuismo posfranquista. Comisiones Obreras, del movimiento al sindicato
Apéndice
6. De la comisión de Enlaces y jurados del Metal a la unión sindical de Madrid. Las Comisiones Obreras madrileñas durante el franquismo, José Babiano e José Antonio de Mingo
7. Del Marco de Jerez al Congreso de Sevilla. Aproximación a la historia de las CC.OO. de Andalucía (1962-1978), Rafael Morales Ruiz y Antonio Miguel Bernal
7.1. Introducción
7.2. Apuntes osbre el contexto histórico
7.3. Cádiz. La anticipación del “Marco”
7.4. Los metalúrgicos sevillanos
7.5. Los desarrollos provinciales de CC.OO. en Andalucía
7.6. El proceso de organización y coordinación de las Comisiones Obreras de Andalucía. La situación andaluza en 1978
7.7. Bibliografía general
7.8. Bibliografía sobre Andalucía
Apéndice
8. Las Comisiones Obreras de Galicia y la oposición al franquismo (1962-1978), José Gómez Alén
8.1. Las primeras formas de protesta y el nacimiento de las Comisiones
8.2. Expansión de las Comisiones Obreras y enfrentamiento con el aparato sindical franquista (1966-1970)
8.3. Auge de la conflictividad laboral y recrudecimiento de la represión (1971-1975)
8.4. Hacia la constitución del Sindicato Nacional de las CC.OO. de Galicia (1976-1978)
Apéndice
9. De lo Rat Penat al Congreso de Castellón. Las Comisiones Obreras en el País Valenciano (1966-1978), Joan-Lluís Soler e Ismael Saz
Un salto cualitativo parcialmente logrado: el papel de Comisiones Obreras en el nuevo movimiento obrero valenciano
Apéndice
10. Del campo a la ciudad: Zaragoza en el nuevo sindicalismo de CC.OO., Carlos Forcadell y Laura Montero
11. Comisiones Obreras en Castilla y León: de la huelga minera de 1962 al Primer Congreso Regional (1978), Francisco Carantoña Áñvarez y Juan Carlos del Pozo
11.1. El nacimiento de CC.OO. en Castilla y León
11.2. La consolidación
11.3. Hacia el Primer Congreso
Apéndices
12. Comisiones Obreras en Castilla-La Mancha: Puertollano como un tolmo (1962-1978), Manuel Ortiz Heras e Isidro Sánchez Sánchez
12.1. La importancia de la comarca de Puertollano (1962-1978)
12.2. Implantación de Comisiones en otros puntos de la región (1972-1976)
12.3. Hacia la legalización de la organización (1977-1978)
Apéndice
13. Las Comisiones Obreras en Extremadura. Tardía presencia y problemática consolidación (1969-1978), Fernando Sánchez Marroyo
13.1. El marco sociolaboral
13.2. Los primeros intentos de organización en la clandestinidad
13.3. Una grave crisis. La escisión unitaria
13.4. Época de tolerancia: la constitución de las uniones provinciales a finales del invierno de 1977
13.5. La presencia obrera en las elecciones de junio de 1977
13.6. La práctica sindical. Los grandes conflictos de la construcción
13.7. Las elecciones sindicales
13.8. La conslidación de los primeros congresos provinciales
14. Comisiones Obreras en las Islas Baleares (1968-1978), David Ginard i Ferón
14.1. Clandestinidad y movimiento obrero en la posguerra
14.2. La fundación de Comisiones Obreras en Mallorca
14.3. La crisis económica y el movimiento obrero en las Baleares
14.4. Hacia la legalidad
14.5. Legalidad y asentamiento organizativo
14.6. Algunas conclusiones
Apéndice
15. Comisiones Obreras en la transición y consolidación democrática. De la Asamblea de Barcelona a la huelga general del 14-D (1976-1988), Álvaro Soto Carmona
15.1. De la dependencia partidista a la representación de la izquierda social
15.2. La acción sindical en un período de crisis. El fracaso de la concertación social (1977-1986)
15.3. La rutura sindical. La construcción CC.OO: dificultad del modelo
15.4. La recuperación de la unidad de acción sindical. La huelga del 14-D (1986-1988)
Apéndice
Abreviaturas empleadas
Índice de nombres.
Ver:
http://www.f10m.org/index/artcls.php?id=8

Las Casas del Pueblo de Las Merindades

Sobre las Casas del Pueblo de Las Merindades podemos consultar el siguiente enlace:

http://lasmerindadesenlamemoria.nireblog.com/post/2010/12/29/las-casas-del-pueblo-de-las-merindades