Crisis designaría a un período breve de cambio decisivo. Sería un punto de inflexión que determinaría la supervivencia de un personaje, una institución, un período, una condición, etc. En un sentio más amplio indicaría un período breve o no tan breve de inestabilidad, de dificultades, cambios, y de transformaciones profundas. El concepto de crisis en Historia tiene una evidente relación con el de decadencia, declive, así como con los de recesión y depresión, en la perspectiva económica.
En Historia es un concepto muy utilizado, así como en Ciencias Sociales, pero es un concepto que presenta una serie de dificultades, es ambiguo e impreciso, especialmente por el uso indiscriminado y abusivo que se hace del mismo. El concepto se usa, tanto para describir revoluciones como tensiones en las relaciones internacionales, o de dificultades en el ámbito económico, social y hasta cultural.
El término tiene su origen en griego, y en la antigüedad se empleó mucho en el ámbito de la medicina, así como en el de la astrología, y de ahí pasó a la historia. En el siglo XVII se entendió como un punto de inflexión que determinaría un cambio en un sentido u otro, como en el curso de una enfermedad, para generalizarse su uso en la época ilustrada y en el siglo XIX. Debemos recordar que el desarrollo histórico se contemplaba como una especie de metáfora orgánica. Las sociedades serían como organismos vivos que experimentarían procesos y cambios: nacimiento, desarrollo, salud, enfermedades, recuperaciones, decadencias y, por fin, la muerte. El historiador Burckhardt empleó en este sentido el concepto de crisis cuando hizo su análisis de la Historia. Había momentos decisivos, de crecimiento, unos de aceleración y otros de ruptura.
La historiografía del siglo XIX empleó mucho la idea de crisis, como podemos ver en Ranke, Thiers, Taine o Michelet. Hubo un gran interés en el estudio de los períodos o momentos críticos, en relación con las revoluciones, especialmente, la liberal.
El marxismo dio una importancia enorme al concepto de crisis. Cada etapa histórica entraba en crisis y ésta daba lugar a otra época o etapa distinta y más avanzada, hasta que se llegaría al final, a la sociedad comunista.
En el siglo XX el término terminó por generalizarse y vulgarizarse, con el peligro que hemos señalado en el segundo párrafo de este artículo. En los medios académicos se habla de crisis del Antiguo Régimen, de crisis del liberalismo, de crisis de la democracia, de crisis del capitalismo, etc.. Pero, a pesar del peligro descrito, bien es cierto que se ha hecho un gran esfuerzo para definir los momentos o períodos de crisis en la Historia. En el ámbito de la historia política, así como en el de la económica el concepto está muy delimitado, es decir, se emplea de forma restringida, con márgenes muy marcados, frente a la historia social o cultural donde la idea es más fluida, con menos márgenes.
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