El siglo XX ha sido clave en la historia de los indios canadienses. En el primer cuarto del siglo, varios grupos firmaron tratados con el gobierno federal por los que renunciaban a sus títulos de propiedad de grandes extensiones de tierra a cambio de ciertos derechos federales y beneficios como la exención del pago de impuestos federales y provinciales.
En 1929, los tratados ya cubrían la mayor parte de las tierras de Ontario, Manitoba y Saskatchewan, pero ni Quebec, Marítimes y la Columbia Británica no estaban aún cubiertos por ningún tratado. Por otro lado, en esta época se aprecia un descenso de la población indígena a causa de las enfermedades, y por la pérdida de sus antiguas formas de vida, fenómeno constatado para otros períodos históricos y otras poblaciones autóctonas cuando entran en procesos de colonización, como es el caso de los indios americanos en la colonización hispanolusa.
Pero, no cabe duda, que los indios canadienses comenzaron a tomar conciencia de su situación y a reaccionar ante el trato recibido. En este proceso tuvieron ayuda de grupos humanitarios y misioneros. En la Columbia Británica apareció el grupo de las Tribus Aliadas de Columbia Británica en el año 1915, y la Hermandad Indígena de Columbia Británica en 1931. La Gran Depresión supuso un freno a las reivindicaciones y a la movilización. La crisis afectó duramente a las reservas, y un porcentaje alto de sus moradores optaron por emigrar a las ciudades.
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