Históricamente, la huelga general ha sido considerada por el sindicalismo revolucionario como el medio más adecuado para conseguir el triunfo de la Revolución sobre las fuerzas económicas, sociales y políticas que sostendrían el capitalismo. A través de la huelga general, los sectores productivos pasarían a manos de los obreros y campesinos, quienes expropiarían los medios de producción. Estos medios se organizarían a través de sindicatos, comités y cooperativas. Es la expresión máxima de la acción directa. En la Carta de Amiens de 1906 se estableció que la huelga revolucionaria era el camino para llegar al final del proceso revolucionario, llegando a la total emancipación capitalista.
Pero la huelga general no ha tenido ni tiene, en la actualidad, un carácter revolucionario, ya que se emplea como un medio para solucionar problemas que no encuentran solución mediante huelgas parciales, o para acelerar cambios políticos y sociales.
En España, tanto la CNT como la UGT utilizaron la huelga general en distintos momentos y ámbitos geográficos: en 1902 en Cataluña y en 1917 en toda España. El anarcosindicalismo siempre fue más partidario de la huelga general que el sindicalismo socialista. Para los socialistas la huelga general generaba un desgaste de las fuerzas sindicales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario