En el mes de junio de 1902, con la perspectiva de un sensible aumento de la demanda de obreros de la construcción en Guadalajara, los albañiles alcarreños decidieron forzar a los patronos a aceptar la jornada laboral de ocho horas, una emblemática reivindicación de la clase trabajadora. Rápidamente, la burguesía se puso manos a la obra para conjurar el éxito de la Sociedad de Albañiles (adherida a la UGT): buenas palabras desde la prensa con tono paternal, intervención directa del gobernador civil… Aunque la mayoría de los patronos aceptaron las peticiones obreras, la Condesa de la Vega del Pozo, de mano de su administrador Enrique Figueras, hizo imposible el acuerdo y forzó el fracaso de la lucha obrera, algo que era previsible por la desacostumbrada sumisión que los albañiles mostraban en la carta que reproducimos y por la falta de solidaridad de los canteros y demás oficios del ramo. Componían el Comité de Huelga: Isaac Henche, presidente; Modesto Henche, vicepresidente; José Dombriz, secretario; y Manuel Molina, Isidoro Dombriz y Julián Toquero, vocales.
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