La sociedad que surgiría de la revolución no tendría Estado ni institución alguna. La organización se basaría en comunas autónomas, con autogestión, y donde se elegirían por sufragio universal, incluyendo a las mujeres, a las personas que se encargarían de la organización de las mismas. Las comunas podrían federarse o separarse libremente de otras comunas.
La propiedad en las comunas sería colectiva, aboliéndose la privada y el derecho de herencia. El anarquismo de Bakunin es conocido, también, como anarco-colectivismo.
Esta sociedad anarquista se basaría, pues, en la unión de hombres libres obedeciendo a la razón. Es interesante destacar cómo esta defensa de las comunas es una reacción contra la tendencia creciente a la concentración de población resultante del triunfo de la Revolución Industrial.
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