Hasta el año 1928 el nuevo régimen se caracterizó por una fuerte inestabilidad política, debido tanto a las conspiraciones de izquierda, como por problemas económicos, como queda patente en el caos hacendístico, cuyo responsable fue Sinel de Codes. A Portugal se le negó un préstamo internacional porque se carecía de una política económica clara.
Parecía que Portugal se encaminaba hacia una especie de parlamentarismo pero de cuartel, es decir, que los militares decidían por votación las decisiones a tomar, y las conspiraciones terminaban enviando a sus cabecillas a las colonias africanas. Los militares estaban desunidos y solamente les unía la lucha contra la izquierda. Curiosamente, las huelgas no estaban prohibidas.
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