jueves, 22 de julio de 2010

Limpiadas y purificadas las aulas

Efectivamente, Luis Ortiz Muñoz en sus Glorias Imperiales, lecturas históricas (1958), decía lo siguiente:

"Limpiadas y purificadas las aulas, entronizada de nuevo la santa enseña de la Cruz, hay que imprimir en el espíritu del niño -el hombre del mañana- la fe en Dios y en la historia, creando en él una robusta conciencia que le haga percibir, en toda su amplitud, el destino providencial de nuestra patria para las más grandes empresas universales de los siglos"


No quisiera insistir en la cuestión del nacionalcatolicismo para no pecar de redundante, ni tampoco extenderme en comprobar, una vez más, el tipo de lenguaje grandilocuente y, en el fondo, vacio que está en todos los textos escolares del franquismo hasta la Ley de 1970. Me interesan más las primeras palabras del párrafo y que he elegido para titular este breve artículo. "Limpiadas y purificadas las aulas", y nunca mejor expresado, ya que limpias y purificadas, es decir, depuradas lo estaban, después de haber asesinado o expulsado del cuerpo a centenares de maestros.

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