lunes, 19 de julio de 2010

Más sobre los salvajes

En línea con otro artículo sobre la consideración de los habitantes de América en vísperas de la conquista en los textos escolares del franquismo nos acercamos al libro de Agustín Serrano de Haro, Yo soy español, del año 1951. En dicho texto se puede leer lo siguiente:

"Y las gentes que vivían allí (en América) cuando llegaron los españoles, eran salvajes. Iban desnudos y con todo el cuerpo pintado. No sabían leer ni escribir; no tenían Iglesias, ni escuelas, ni carreteras ni fábricas. Ni tan siquiera sabían lo que era el pan. Y algunos eran tan feroces que se comían unos a otros, y hasta engordaban a los niños para las matanzas, lo mismo que hacemos nosotros con los cerdos"

El texto establece claramente lo atrasados y salvajes que debían ser los indígenas americanos. Al parecer, un signo de salvajismo era tener el cuerpo pintado e ir desnudos. Es de suponer que el autor de este libro no conocía a los incas ni tampoco el medio natural donde se asentaban, por ejemplo. No tenían Iglesias, y esto, es evidente porque no eran cristianos pero tenían templos de sus religiones pero, desde una perspectiva eurocéntrica y católica esto era aún peor. No tenían carreteras, es evidente, pero tampoco los castellanos del siglo XVI las tenían. Tampoco conoce nuestro autor la magna obra del camino de los incas de miles de kilométros, y de la misma importancia que una calzada romana y que, precisamente, ahora puede llegar a ser declarado patrimonio de la humanidad, ni las obras de ingeniería en el medio acuático de los aztecas. ¿Y las fábricas?, ¿no fabricaban nada en las civilizaciones precolombinas?. Por último, la alusión al canibalismo es impresionante. Sobre el pan, de nuevo nuestro autor hace gala de su nulo conocimiento de lo que son las civilizaciones y sus medios de subsistencia. El pan es un alimento propio de la zona mediterránea donde hay trigo. En otros lugares de la tierra se emplean otros alimentos distintos para la misma función alimenticia como el maíz o el arroz.

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