viernes, 30 de julio de 2010

Partido Conservador. Primera parte

Para profundizar en nuestro conocimiento de la historia contemporánea española hemos estudiado ya muchas formaciones políticas, aunque aún nos queda acercarnos a muchas más. En este caso, y en varios artículos, dada su importancia, haremos un resumen de la historia de uno de los pilares del sistema de la Restauración, el Partido Conservador. No podemos entender dicho sistema y su quiebra en el reinado de Alfonso XIII sin estudiar al Partido Conservador, como, en su momento, haremos con el Partido Liberal.
El Partido Conservador se formó en el Sexenio Democrático. Aglutinaba a gran parte del Partido Moderado del reinado de Isabel II, así como a puritanos y miembros conservadores de la Unión Liberal. En el proceso de creación y consolidación del Partido Conservador tendrá un protagonismo indiscutible la figura de Cánovas del Castillo.
En las Cortes Constituyentes de 1869 el Partido Conservador, aún muy reducido, se mantuvo expectante ante la nueva situación política, aunque ya se presentó como defensor de la causa alfonsina. Este claro retraimiento terminó por decantarse hacia una oposición cerrada al nuevo sistema político desde 1871. En tiempos de la I República Cánovas obtuvo la jefatura del grupo político y conseguía, no sin grandes esfuerzos, la abdicación de la reina Isabel II, exiliada en Francia.
Tras la caída de la República y la disolución de las Cortes el 4 de enero de 1874 Cánovas rechazó el ofrecimiento del general Pavía para participar en un nuevo gobierno. En este momento se produjo un debate interno en el grupo entre los defensores de la participación parlamentaria con Cánovas a la cabeza y los militares partidarios de un pronunciamiento militar. Cánovas se dedicó durante el tiempo previo a la Restauración a una intensísima campaña de propaganda y de contactos políticos con la jerarquía eclesiástica y otros sectores sociales afines a planteamientos moderados o conservadores. También, se produjo la integración en la formación de elementos católicos no carlistas, que hasta entonces se habían mantenido al margen.
Al final, el restablecimiento de la monarquía, a fines de 1875, en la figura de Alfonso XII fue obra del pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto, para disgusto de Cánovas, partidario, como hemos visto, de una vía no militar hacia la Restauración. En todo caso, Cánovas se hizo con el poder y se dedicó a construir el nuevo sistema político. De los diez años de reinado de Alfonso XII, ocho fueron bajo gobiernos conservadores. El nuevo sistema se basaba, en cuestión de partidos, en el turno pacífico y pactado de dos grandes formaciones políticas, el Partido Conservador con Cánovas a la cabeza, y el Partido Liberal de Sagasta. A la muerte del monarca, en los primeros años de la Regencia de María Cristina el poder pasó a los liberales. Los conservadores lo recuperaron en 1891. En estos momentos la formación comenzó a tener problemas internos, siendo Francisco Silvela uno de los protagonistas de los mismos. En noviembre dimitió y se mantuvo al margen hasta 1897 cuando decidió liderar al grupo de conservadores disidentes.


El asesinato de Cánovas en marzo de 1897 provocó un intenso proceso de reorganización del partido, cerrado a principios de 1899, cuando Francisco Silvela fue promovido a la jefatura del mismo. Silvela planteó un programa político basado en intentar acabar con el caciquismo y fomento económico, dentro del primer regeneracionismo. Silvela defendió, también, el respeto a las relaciones con la Santa Sede y la asunción de una serie de reformas administrativas en el ámbito territorial (municipales y provinciales).

No hay comentarios:

Publicar un comentario