jueves, 2 de septiembre de 2010

La meritocracia

La meritocracia es un principio según el cual, las diferencias sociales se tendrían que fundamentar o basar en las diferencias de talento, y motivación de los individuos en una determinada sociedad o comunidad. Un sistema sería más justo, según esta teoría, cuanto más se ajustasen las diferencias sociales a los rasgos individuales de mérito.

Pero la meritocracia es un principio que tiene mucho más interés en la política. Sería el gobierno de los más capaces, de los que más talento o capacidad poseyesen. En primera instancia es un principio que choca con el democrático, por el que gobiernan los elegidos en virtud de las preferencias políticas de los votantes. Pero si afinamos un poco podemos comprobar que los dos principios, el de la meritocracia y el democrático pueden no ser, completamente, incompatibles. En un sistema democrático la dirección de los asuntos públicos no puede estar más que en manos de los elegidos, según el sentido del voto, pero a la hora de elegir a los miembros de la alta administración se puede aplicar el principio de la meritocracia.

Así pues, en nuestro sistema político, teniendo en cuenta que en primer lugar está el principio democrático, ¿creemos que ha imperado el principio meritocrático a la hora de elegir a los altos cargos, en general, o no, siempre, o con excepciones?, ¿se pueden hacer diferencias entre las dos grandes opciones de gobierno de nuestro país, y/o en las distintas opciones políticas en las autonomías?, ¿podemos poner ejemplos de casos notorios donde se ha conculcado el principio del mérito, así como en el otro sentido, es decir, donde ha habido grandes aciertos en los nombramientos?

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En relación con este artículo sobre la meritocracia convendría definir lo que es un alto cargo.

Se trata de una denominación que se asigna a los puestos de designación política, y que establecen la unión entre el gobierno del estado, de las comunidades autónomas y de los grandes ayuntamientos, con la administración. Son puestos que combina la competencia profesional, o eso se espera de ellos, con la relación de confianza política con los ministros, consejeros o alcaldes y concejales, es decir, con la cúspide del poder poder político. En nuestro país siempre ha habido una gran amplitud en el número de altos cargos, y muchas veces ha sido motivo de disputa política entre los gobiernos y las oposiciones en nuestra reciente democracia. En España la frontera entre un alto cargo y un funcionario estaría en el director y/o subdirector general, más o menos. Por debajo, en teoría sólo habría funcionarios ocupando sus plazas en función de una oposición, pero esto no siempre es así.

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