a)
La Iglesia Católica hasta el Concilio Vaticano I
El Concordato de 1801 entre la Francia napoleónica y el
Papado supuso la reconciliación, después de los intensos conflictos en la época
revolucionaria, entre Francia y la Iglesia. Aún así, el papado se resistió a los
cambios revolucionarios en Europa y al triunfo del liberalismo, la libertad de
pensamiento y la separación entre el Estado y la Iglesia.
En el año 1846 fue elegido papa Pío IX. Los
católicos progresistas o más aperturistas aplaudieron esta elección porque el
nuevo pontífice era reformista y no se había significado especialmente contra
el liberalismo. Aún así, defendió la soberanía de los Estados Pontificios
frente a los procesos unificadores de Italia. Esta política provocó que los
nacionalistas italianos le consideraran un enemigo.
b)
El Concilio
Vaticano I
En 1870 se inauguró en Roma el Concilio Vaticano I,
convocado por Pío IX. Las expectativas creadas en torno al Concilio en relación
a que podría adecuar la
Iglesia a los cambios políticos, ideológicos y sociales producidos
se frustraron desde el principio, ya que el papa declaró en la inauguración que
la misión del Concilio era “reafirmar la verdad frente a los errores del
siglo”. Se proclamó la constitución Dei
Filius, que condenaba todas las corrientes ideológicas y sociales del siglo
XX.
En el Concilio se aprobó el dogma de la
infalibilidad del papa, es decir, la imposibilidad de que cometiera un error.
Se estableció que el Espíritu Santo iluminaba al pontífice cuando se
pronunciaba sobre las verdades fundamentales de la religión católica.
c)
El pontificado
de León XIII
En el año 1878 fue elegido papa León XII. En lo
político se negó a aceptar la nueva situación italiana y exigió el
reconocimiento de su soberanía sobre Roma. Esta postura contra el nuevo reino
de Italia duró hasta 1929. El gran éxito político del nuevo pontífice fue
conseguir que Bismarck suavizara y terminar con la kulturkampf, es decir, la política contraria la Iglesia Católica
en Alemania. En relación con Francia, el papa aconsejó a los católicos que
colaborasen y aceptaran la
III República , aunque esto no apaciguó a los republicanos en
su política anticlerical. En 1885 publicó la encíclica en la que afirmaba que la Iglesia no se podía ligar
a ninguna forma de gobierno, lo que suponía un cambio en la postura tradicional
de la Iglesia.
León XIII intentó establecer puentes con otras
confesiones, como la
Anglicana británica y la ortodoxa. Por otro lado, se preocupó
de mejorar la formación del clero, la investigación científica de los católicos
y promover la actividad de los misioneros.
Pero la gran aportación del papa León XIII fue la
encíclica Rerum Novarum, publicada en
mayo de 1891. En esta encíclica se trazaron las líneas fundamentales de la
doctrina social de la Iglesia ,
defendiendo la creación de sindicatos católicos y la necesidad de la justicia
social, condenando los excesos del capitalismo. Pero el movimiento obrero
consideró que la encíclica llegaba tarde y acusaron a la Iglesia de oportunista.
d)
El pontificado
de Pío X
Entre 1903 y el estallido de la Primera Guerra
Mundial, la Iglesia
Católica estuvo regido Pío X, que planteó importantes cambios
internos, especialmente, en lo relacionado con el derecho canónico. En lo
político se produjo un grave enfrentamiento con la República francesa,
rompiéndose relaciones diplomáticas y provocando una ley de separación entre la Iglesia y el Estado en
Francia.
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