Las Iglesias
reformadas vivieron un período de
revitalización en el siglo XIX gracias al auge de la burguesía en los países
donde el protestantismo había triunfado en la época de la Reforma. Tenemos que tener en cuenta que el
protestantismo defendía que los bienes terrenales habían sido concedidos por
Dios y su abundancia era testimonio de la bendición divina. Los fieles
protestantes se dedicaron a no despilfarrar esos bienes concedidos por Dios y a
no dedicarse a cultivar los placeres terrenales porque apartaban al hombre de
su destino eterno. Eso era el puritanismo. Esos valores del ahorro y de la
continencia coincidían con los de la burguesía.
En Inglaterra,
fue muy activo el metodismo, un movimiento surgido en el siglo XVIII, dedicado
a la evangelización de las clases populares.
En el seno del
protestantismo se desarrollaron, además, especialmente en Estados Unidos, grupos
disidentes: cuáqueros, testigos de Jehová, mormones, etc.. Todos estos grupos
se caracterizaron desde sus comienzos por la fuerte unión de sus miembros y por
su especial dedicación a obras benéficas y asistenciales.
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