Las dos obras clave de Lenin son, El imperialismo, estadio supremo del capitalismo (1916), y El Estado y la Revolución (1917). Lenin considera que las ideas de Marx se habían elaborado en unas circunstancias históricas concretas, en la Europa occidental de la primera revolución industrial, donde los aspectos financieros no eran tan determinantes frente a los técnicos. En la primera obra citada considera que el capitalismo había pasado de la forma industrial a una etapa financiera, por lo que a la lucha de clases se habría añadido la lucha política entre los estados por las materias primas, las colonias, y el mercado. Si Marx había planteado las contradicciones del capitalismo en su época, Lenin lo hace en la suya, en la del triunfo de la II Revolución Industrial, la de la escala mundial. Por eso debe modificar algunas de las teorías o ideas del primero.
La primera modificación tiene que ver con los protagonistas de la revolución. Ya no serían los proletarios de la Europa occidental o del mundo rico los que portarían la bandera de la revolución porque habrían alcanzado un nivel de vida que les impedía llevar esa bandera. Si había un capitalismo podrido habría un socialismo podrido, de ahí las críticas a los socialistas alemanes y europeos por aceptar las reglas del juego del capitalismo y participar en las instituciones. El testigo pasaría al proletariado de los países atrasados. La revolución ya no podría estallar en un país rico e industrializado como presuponía Marx, sino en un país pobre, en un país proletario en la división de países del mundo. Pero no sería un país paupérrimo sino que tendría que tener algún grado de desarrollo industrial y, por lo tanto, con obreros. Ese país sería, sin lugar a dudas, Rusia, atrasada, pero con núcleos de fuerte desarrollo industrial.
En su otra obra, El Estado y la Revolución, Lenin se dedica a explicar lo que es una revolución, la estrategia revolucionaria, su segunda gran aportación después de haber modificado dónde debía darse la revolución en el mundo.
En primer lugar, considera que la revolución no llega sola, no es un porceso fatal como se ha interpretado a Marx; en realidad, considerará que se había exagerado este fatalismo. La revolución hay que prepararla, nada de determinismo, todo es un ejercicio de voluntad, no llegará sola la revolución si no se prepara. ¿Cómo?
1. Es fundamental el papel del partido, la vanguardia del proletariado, y un partido cohesionado, disciplinado. Marx y Engels habían hablado del movimiento proletario en general, ahora es el partido el gran instrumento y el gran protagonista.
2. Otro papel fundamental en la preparación y triunfo de la revolución es el asignado a los intelectuales. Son los únicos con formación dialéctica para captar los momentos e interrupciones de la acción social.
4. El papel de los campesinos. Frente al pésimo concepto que tenía Marx de los campesinos (reaccionarios, embrutecidos), Lenin considera necesario su apoyo en la revolución junto con los obreros. No olvidemos que aunque en vísperas de la revolución rusa había masas de obreros en Rusia, la mayor parte de la población seguía siendo campesina.
Muchísimas gracias por este blog. Es muy claro y conciso.
ResponderEliminargracias por el comentario. Se pretende divulgar con rigor.
ResponderEliminarOye muy buen blog! :)
ResponderEliminargracias por el interés.
ResponderEliminarGracias por la información.
ResponderEliminarGracias
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