Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) fue un pensador autodidacta francés que llegó a plantear una serie de profundas críticas de la realidad de su momento. En París se relacionó con los socialistas utópicos de la línea de Fourier y publicó la obra, ¿Qué es la propiedad?, en el año 1840. En ella está la afirmación, ya famosa, con la que contesta a la pregunta: "La propiedad es un robo", aunque, después matizara esta frase defendiendo que no era contrario a la misma, sino a sus perversiones y arreglos injustos. Pero su obra más sistemática es Sistema de las contracciones económicas, o Filosofía de la miseria, del año 1846. Se trata de una obra donde se fusiona el socialismo utópico con elementos de la economía clásica liberal. En ella se defiende el mutualismo, donde quedaría abolido el dinero, y donde habría un intercambio justo de los productos, medio para construir una sociedad armónica. El concepto de autoridad quedaría sustituido por el del contrato libre. No harían falta las leyes y las instituciones. Proudhon aborrecía la violencia como medio para transformar el orden. En contraposición se debía establecer una etapa intermedia con el establecimiento de un sistema de crédito sin intereses y la creación de cooperativas. Todo esto provocó la condena de Marx que le acusó de defender un tipo de socialismo pequeño burgués.
Proudhon participó en el proceso de 1848 al ser elegido diputado de la Asamblea Nacional. Napoleón III le condenó a tres años de prisión por el delito de incitación al odio.
Proudhon está cercano al anarquismo por su fuerte crítica al estatatismo socialista marxista. También fue muy crítico con la Iglesia, defendiendo el mantenimiento del concepto de familia. Del anarquismo evolucionó, al final de su vida, hacia una especie de federalismo democrático como solución al problema del estado. También modificó su inicial ataque a los métodos violentos, al considerar en, La guerra y la paz (1861) que ésta podía ser lícita en determinadas circunstancias.
Proudhon influyó mucho en el movimiento obrero francés, e influyó, sin lugar a dudas, en los anarquistas, y en los socialistas defensores de fórmulas cooperativistas. En cambio, siempre recibió la crítica contundente de los marxistas.
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