martes, 14 de diciembre de 2010

Federica Montseny Mañé

Después de haber estudiado a sus padres nos quedaba glosar la vida de Federica Montseny Mañé, una de las mujeres y anarquistas más importantes de la historia española.
Federica Montseny nació en 1905 en Madrid, hija de Joan Montseny (Federico Urales) y Teresa Mañé (Soledad Gallego). Desde muy jovencita, dado su marco familiar, se vio inclinada a la escritura con fines revolucionarios. Durante la Dictadura de Primo de Rivera inició una colaboración en “La Revista Blanca”, donde escribió temas literarios y filosóficos. En esta misma época publicó sus primeras novelas. Su pasión literaria se transformó en actividad política cuando fue proclamada la II República. En junio de 1931 ingresó en la CNT. Montseny siempre estuvo preocupada por la cuestión de la revolución anarquista en línea con el insurrecionalismo agrario. Esta teoría defendía que la revolución nacería en el campo, extendiéndose luego a la ciudad. Pero, por otro lado, no defendía el ataque frontal a la República como lo pretendía el grupo “Nosotros”.
En noviembre de 1933 fue nombrada redactora del periódico “Solidaridad Obrera”. En el congreso de la CNT, celebrado en Zaragoza en mayo de 1936, participó en la elaboración de la ponencia sobre comunismo libertario, junto con Zubizarreta, Ascaso y García Oliver.
Al día siguiente del fracaso de la sublevación militar en Barcelona, el Comité Peninsular de la FAI, organización a la que aún no pertenecía nuestra protagonista, le pidió que aceptara ser miembro del mismo. Fue designada delegada en el Comité Regional de la CNT. Al poco tiempo se encargó de representar a la regional catalana en el Comité Nacional.
Montseny participó en el gobierno republicano. Al igual que García Oliver, justificó esta entrada en el gobierno porque consideraba que era necesaria para impedir el desplazamiento de los libertarios de la dirección del proceso revolucionario. Fue ministra de Sanidad y Asistencia Social desde noviembre de 1936 hasta mayo de 1937 cuando cayó Largo Caballero. Hasta el final de la guerra desarrolló una intensísima labor propagandística, tarea en la que siguió empeñándose al terminar la contienda en el exilio. Federica Montseny falleció en Toulouse en 1994.

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