viernes, 3 de diciembre de 2010

Indalecio Prieto. Segunda Parte

Prieto regresó a España tras la proclamación de la República, integrándose en el gobierno provisional en representación del PSOE. Inicialmente fue ministro de Hacienda y se encargó de estabilizar la peseta y de poner en marcha la Ley de Ordenación Bancaria. Pero Prieto era un hombre de fuerte carácter que hicieron que Azaña decidiera que era mejor encargarle la cartera de Obras Públicas, a pesar de las protestas del interesado. Se hizo cargo de la nueva responsabilidad en diciembre de 1931. En el Congreso Extraordinario del PSOE de 1932 defendió la participación de los socialistas en el gobierno. Resultó elegido miembro de la Comisión Ejecutiva pero su influencia en el Partido estaba disminuyendo claramente. Prueba de esta debilidad se pudo comprobar cuando en 1933 el PSOE no le apoyó cuando Alcalá Zamora le propuso presidir el gobierno. Tras el triunfo del centro-derecha en las elecciones de ese año participó en el proceso de radicalización del Partido. Contribuyó a la derrota de Besteiro pero rechazó la propuesta de promover un proceso revolucionario al margen de los republicanos. Prieto seguía fiel a la convergencia con los republicanos frente al sector del PSOE que seguía las tesis de Largo Caballero. Tras el fracaso de la Revolución de Octubre de 1934 se exilió en Francia donde siguió, infatigable, por defender su postura a favor de la coalición con los republicanos. Al final, se establece el Frente Popular. Tras el triunfo del mismo regresa a España y promueve la sustitución de Alcalá Zamora por la de Azaña al frente de la presidencia de la República. Tampoco consiguió ahora su empeño en presidir el gobierno ante la negativa de Largo Caballero y el grupo parlamentario socialista. Prieto quiso frenar esta corriente poderosa del Partido a través de un Congreso pero el estallido de la guerra lo impidió.

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