miércoles, 22 de diciembre de 2010

Pablo Iglesias. Segunda Parte

El 2 de mayo de 1879, junto con una serie de compañeros, miembros internacionalistas marxistas, Pablo Iglesias fundará en una taberna de la calle Tetuán, al lado de la Puerta del Sol, el Partido Socialista Obrero Español. Iglesias quería un partido con cohesión interna y que se destacase por su honradez y moralidad. Por ello, exigió siempre el mantenimiento de la pureza ideológica, recurriendo, si era necesario, a una férrea disciplina. Pablo Iglesias prefería la calidad de los afiliados que la cantidad. Este es uno de los factores que explican el lento crecimiento del Partido durante mucho tiempo. Esta falta de proyección terminó por hacer cambiar, en cierta medida, el planteamiento inicial de Pablo Iglesias, ya que terminó por considerar que si se quería influir en la vida política y social había que fomentar la apertura en relación con la afiliación. El cambio de estrategia comienza a darse en 1888 cuando se funda la UGT que, supuso, innegablemente, un fortalecimiento del Partido. Otro factor que influyó en el crecimiento del PSOE y de la UGT a finales del siglo XIX fue la evidente flexibilización política y social que introdujo Sagasta en el sistema de la Restauración. Es el momento en el que comienzan a abrirse casas del pueblo, organizarse las Juventudes Socialistas, y se decide ampliar la labor de captación de militantes al mundo rural, aunque sin dejar nunca de renunciar a los principios ideológicos proletarios, de la aplicación de la disciplina y de la insistencia en la fortaleza de la estructura organizativa.
A partir de 1905 el Partido experimenta un claro aumento de su proyección en la vida política española. Pablo Iglesias, Largo Caballero y García Ormaechea son elegidos concejales del Ayuntamiento de Madrid. Inician una campaña contra la corrupción que caló en la opinión pública madrileña y, especialmente, entre el pueblo. A raíz de los sucesos de la Semana Trágica de 1909 se integra el Partido en una coalición republicano-socialista que permite que Iglesias sea elegido diputado en las elecciones de mayo de 1910. Sería la primera vez que un socialista obtiene un escaño en la historia parlamentaria española. Pablo Iglesias tendrá rotundas intervenciones en el Congreso sobre la moralidad política. La salud de Pablo Iglesias, que nunca había sido buena, se deteriora mucho en aquella época. Desde 1914 ya no puede ni asistir a los Congresos nacionales. Lo que sí mantuvo hasta su fallecimiento fue la presidencia del PSOE y de la UGT. Pablo Iglesias murió el 9 de diciembre de 1925. A su muerte salieron a la luz las contradicciones internas del socialismo español, algo que se venía fraguando desde la huelga de 1917, con el intenso debate sobre la pertenencia o no a la III Internacional y con las distintas posiciones internas sobre la relación con la Dictadura de Primo de Rivera.

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