La primera formulación de los derechos del hombre aparece en la obra de Locke, Dos Tratados del gobierno civil, del año 1690, que legitimarían la segunda revolución inglesa, la que había puesto fin al absolutismo del último Estuardo. Un año antes se había establecido el Bill of Rights, uno de los pilares básicos del régimen político británico. Pero hay claras diferencias entre la obra de Locke y el Bill. En el primer caso se postula la existencia de derechos individuales anteriores y superiores a cualquier contrato social y al Estado. Serían los siguientes: libertad, igualdad y propiedad. El Bill, por su parte, lo que pretendía era establecer normas para limitar el poder real, aunque sí expresa el derecho de petición al rey.
La Declaración de Independencia de los Estados Unidos del año 1776 tiene un párrafo muy importante, ya que es la primera vez que el poder asume las obligaciones que implica el reconocimiento de los derechos del ciudadano. Es el párrafo en el que se consideran como verdades evidentes que todos los hombres habrían sido creados iguales, y que habrían sido dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, como eran la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.
Algunos de los Estados constituidos proclamaron Declaraciones de Derechos en el inicio de sus Constituciones. Una de las más citadas es la del Estado de Virginia. Por su parte, la Constitución de los Estados Unidos no contiene una Declaración de Derechos, ni el párrafo de la Declaración de Independencia. Esta carencia se compensa con la aprobación en 1791 de las diez enmiendas iniciales a la Constitución, y que se refieren a cuestiones del procedimiento judicial, la libertad religiosa, la libertad de expresión, la de reunión, el derecho de petición, y el de portar armas.
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