1. Nueva administración y funcionariado:
La creación y/o reorganización de los estados obligó a realizar un proceso de uniformidad los procedimientos, niveles y ámbitos, eliminando las excepciones y los estatutos especiales propios de las singularidades del Antiguo Régimen, tanto en lo referente a las personas como a corporaciones y lugares. En gran medida esto se deriva del principio de igualdad ante la ley del liberalismo.
Al mismo tiempo se genera una nueva clase funcionarial que contribuyó a la homogeneización descrita y potenciando las relaciones entre el centro o capital y los territorios periféricos.
2. Policía y Ejército:
Las fuerzas armadas tuvieron un papel fundamental en el nacionalismo de estado, ya sea en la cuestión de la vertebración nacional, ya en el campo de la conciencia nacional.
La policía en el siglo XIX encuadraba un grupo diverso de cuerpos, tanto en el mundo rural como la Guardia Civil española o los Carabinieri italianos, así como fuerzas urbanas. Tenemos que tener en cuenta que estos cuerpos velaban por la seguridad, eran garantes del nuevo orden liberal de protección de la propiedad, y llevaban la presencia del Estado hasta el último rinción rural perdido, algo que no pudieron realizar ni las más poderosas monarquías absolutas. Pensemos en el caso español de la pareja de la Guardia Civil por los caminos de toda su geografía.
Los ejércitos, por su parte, experimentaron profundos cambios en la era liberal. Se pasa de cuerpos de voluntarios a la generación de ejércitos nacionales. El Estado en sus Constituciones y ordenamientos jurídicos plantea la obligación de defender la patria. El ejército se convierte en el garante de la libertad nacional pero, además, es un factor de homogeneización, ya que se integran en sus filas reclutas de todos los lugares del territorio.
La necesidad de un enemigo exterior convierte, además, al ejército en un puntal del Estado nacional.
3. El sistema educativo:
Quizás se trate de uno de los medios más eficaces para la consolidación de la conciencia nacional. Me refiero a los planes de enseñanza del Estado decimonónico. En los Estados europeos se implantan sistemas y planes homogéneos que darían a las sucesivas generaciones una base cultural común, un sistema de referencia histórico y una misma lengua. En donde el Estado se volcó en la educación el éxito fue considerable, como es el caso francés, no así en el caso español donde, a pesar de los esfuerzos de la Ley Moyano, nunca se dedicó todo el dinero y los recursos necesarios.
4. Identificadores: simbólicos, rituales y míticos:
El estado nacional se fue consolidando gracias a un sistema de elementos identificadores del mismo. Servían para aglutinar la identidad nacional y para proyectar la misma hacia el exterior.
4.1. Identificadores simbólicos: son los que proyectan una imagen de la colectividad y son reconocibles por todos sus componentes y por los que no pertenecen a la misma o se sienten ajenos a esa comunidad o colectividad: bandera, himno, escudos, fechas claves o aniversarios, y personajes. Es importante destacar la cuestion de los que se sienten ajenos a estos identificadores. Pensemos en el caso español.
4.2. Identificadores rituales: buscan la socialización de la identidad colectiva: celebraciones culturales, sociales, fiestas o deportes.
4.3. Identificadores míticos: son elementos fundamentales que buscan la proyección intemporal de la nación, se busca en el pasado referentes sobre el origen o la persistencia de la identidad nacional. A estos elementos están vinculados la interpretación histórica, la exaltación de ciertas figuras que se convierten en pioneros de la patria, la erección de monumentos, la celebración de acontecimientos (pensemos en las conmemoraciones del Dos de Mayo, por ejemplo), y la implantación de programas de enseñanza de un sistema de referencias históricas comunes.
5. Enemigos externos y expansionismos imperiales o coloniales:
Los nacionalismos determinan un enemigo exterior o si no se puede, un programa de expansión exterior. Los Estados nacionales del siglo XIX siguieron estos dos caminos. Vemos como Prusia usa una serie de guerras contra sus vecinos para fortalecer su papel y unificar Alemania: Guerra contra Dinamarca, guerra contra Austria y guerra franco-prusiana. Francia convertirá a Alemania en su enemiga constante hasta la Primera Guerra Mundial.
El imperialismo occidental se basa en el segundo de los casos, además de sus implicaciones económicas. España intentó sumarse a esta expansión con sus guerra en Marruecos en tiempos de Isabel II, y luego en la Conferencia de Algeciras que abrió Marruecos a los Protectorados francés y español, después del Desastre del 98.
6. La economía nacional:
Con el triunfo de la burguesía en la Revolución Liberal se identifica el Estado y la Nación. Una de las bases de los Estados nacionales es la creación y consolidación de una economía nacional, identificada con los límites territoriales de dicho Estado.
Para construir dicha economía había que integrar los mercados regionales, acabar con aduanas interiores, y homogeneizar productos y medidas (se implanta el sistema métrico decimal sobre la diversidad de pesos y medidas).
La economía nacional tenía que protegerse de otras economías y se va implantando, a medida que avanza el siglo XIX, una tendencia claramente proteccionista.
En el caso español la creación de la economía nacional se hizo muy tarde y con graves problemas, ya que no se dio una Revolución Industrial más que en Cataluña y luego en el País Vasco. Cataluña necesitaba el mercado nacional pero éste era muy pobre dado el escaso poder adquisitivo de la población, además de los problemas graves en infraestructuras y transportes. La burguesía catalana siempre abogó por un fuerte proteccionismo para asegurarse, al menos, el mercado nacional frente a la competencia exterior.
7. Comunicaciones:
La creación de una economía nacional debió mucho a la verdadera revolución de los transportes y de las comunicaciones en el siglo XIX: ferrocarril, carreteras, el motor de explosión (petróleo), la electricidad para las comunicaciones telefónicas, telégrafo y la radio) y la prensa.
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